"Pandemonio, es una ciudad en la que deambulan Las Voces y en la que se aguarda eternamente al huésped, sea digno o indigno, sea bueno o malo. En su interior apretujados caídos revolotean en una sola carne, dispuestos a saltar al primer navío disponible, como una fuga de agua caliente.
Solo tendrás un segundo para decidir: Leer el Manual de la Naturaleza Doble, y dar la vida; o ser otro para siempre" El capitánTulik; José R. García.

viernes, diciembre 11, 2009

El desbalance entre placer-dolor y el excesivo hincapié en el subjetivismo: 2 errores d gran part d la filosofi occidental con respecto a la felicidad

“Todo es como todo y en proporciones infinitas”
pensamiento oriental (no recuerdo de quien )


La filosofía occidental a lo largo de la historia ha vislumbrado el concepto de felicidad de varias maneras, por lo que aparentemente es un concepto subjetivo; además de esto, ha sido fuertemente vinculada con el placer, sea producto de la satisfacción material, corporal, o espiritual. Al momento de vincular, hasta cierto punto, el placer con la felicidad se le ha puesto por sobre la valoración del dolor. La felicidad de Mill, Kant, Aristóteles, Epicuro, San Agustín, Rawls, no se presenta en la vida que “normalmente” llevamos y esto amerita su búsqueda. Es claro también en el pensamiento occidental ver cómo algunos plantean que la felicidad es un ideal, y lo importante es la actitud que se toma para llegar a este ideal. Será menester de este ensayo el demostrar que estas miradas de la felicidad están mal enrumbadas.

Como ya hemos dicho, el placer a lo largo de la filosofía occidental, desde Epicuro, Stuart Mill, entre otros, ha ocupado un lugar muy importante; siendo el sufrimiento su contrapartida. Epicuro plantea que la felicidad se encuentra en la imperturbabilidad, a la que se llega tras una correcta administración de los placeres y tras dejar de lado el temor “estúpido” a la muerte, el temor “estúpido” a los dioses, y el temor “estúpido” al dolor.

Todas las cosas esenciales que nos rodean poseen su contraparte, así el color negro se contrapone con el color blanco, la vida con la muerte, el movimiento con la quietud, el dolor con el placer. Ambos lados son indispensables, si uno de los lados se erradica el otro lo hace también, ¿acaso no sabemos que lo negro es negro por el hecho de contrastarlo con el blanco? Ahora, el placer y el dolor son opuestos y complementarios; si vivimos disminuyendo los momentos de dolor y aumentando los momentos de placer, se creará un desbalance; si por ejemplo, siento mucho placer cuando determinada persona me abraza, siendo esto no muy usual, es porque hay un contraste que permite que se dé esta apreciación; en cambio, si todos los días esa persona me abraza, el placer disminuirá, ya que el contraste no será el mismo. Epicuro al postular dejar de lado el temor hacia el dolor, se está, de alguna manera, centrando de manera excesiva en el placer, y por lo tanto, creando un desbalance entre ambos. Para tener más claro esto planteo otro ejemplo: si me produce mucha felicidad el dinero y las cosas materiales y los afectos de ciertas personas, y de pronto, me vuelvo rico y compro todo lo que deseo con suma facilidad, y esas personas que quise me brindaran su afecto ahora lo hacen; el placer que antes me hubiera producido esto, disminuirá catastróficamente, ya que el contraste se verá afectado. Aquí existe pues un factor de costumbre, hay actividades que producen placer precisamente porque no están dentro de la rutina diaria y otros que producen menos placer porque son parte de la rutina; en este sentido, valoramos como más placenteros o más dolorosos, los sucesos que vivimos con menos frecuencia. Si vivimos en la imperturbabilidad, y de esta manera disminuimos a una escala elevada el dolor, la persona se adaptará a la experiencia continua de placeres, y en este punto, el placer generado por diversos motivos, careciendo de un contraste, desaparecerá.

Ahora, la felicidad no puede darle un espacio tan importante a la búsqueda de placer, puesto que la búsqueda de placer es interminable; es decir, si uno busca determinados placeres y los encuentra, los vive con frecuencia y se adapta a ellos, buscará otro placer, y cuando encuentre ese otro se adaptará a él y buscará otro; y así la búsqueda se hace inacabable, puesto que el objeto de placer se mueve; y estando en esta búsqueda presente el deseo, también está presente la angustia por no conseguir lo que se desea. San Agustín propone que la felicidad está en encontrar a Dios, que es algo inmutable; sin embargo esto no deja de ser una búsqueda, y toda búsqueda surge de una carencia, por lo que, visto desde esta óptica, el camino hacia Dios estaría marcado por el deseo de encontrarlo, y por lo tanto de una angustia de no poder hacerlo y de una relativización de los objetos del mundo que no obedecen a esta búsqueda.

Stuart Mill propone que la felicidad es la consecución de la mayor cantidad de placer para la mayor cantidad de personas. Mill cae, si bien es cierto concibe a la felicidad como un conjunto de ingredientes dentro de los cuáles se haya jugando un rol importante el placer, el hecho es que lo coloca precisamente como algo bastante más importante que el dolor. Si suponemos que todas las personas obtienen constantemente una cantidad de placer bastante alta y el dolor queda bastante al margen, el placer disminuirá, y hasta se corre el riesgo de llegar a un estado en el cual ya casi nada produce placer; es por esto que se dá el caso de personas con una economía bastante buena y con una familia “casi perfecta” que no son felices, ya que su placer disminuye a falta de contraste con experiencias dolorosas.

Se postula también que la felicidad es un ideal, y que por lo tanto no puede ser alcanzado y que el camino que se traza hacia este ideal es lo que verdaderamente importa. Pero, el hecho de perseguir un ideal es en cierta medida desearlo, puesto que no podemos afirmar que es posible dirigirse a algo de forma premeditada sin previamente haberlo deseado, y como ya vimos, si hay deseo; hay carencia, angustia y al fin de cuentas, sufrimiento. Como veremos mas adelante la felicidad no es un camino, sino que es el vivir mismo, el natural flujo del vivir. Si se acepta por otro lado que la felicidad es la actitud propuesta para llegar a un ideal, el ideal dejaría de serlo y sería en este caso la felicidad misma

A lo largo de la filosofía occidental parece haberse llegado en cierta medida a la idea de que la felicidad es algo muy subjetivo; es decir, a que depende de las cosas que una persona determinada valore y no valore. El carácter subjetivo de la felicidad se hace muy presente en el planteamiento filosófico de Kant; Kant plantea que la felicidad , como se ha aclarado en parte aquí, responde a meros datos materiales, a la obtención de placer. El subjetivismo a mi parecer es uno de los más grandes problemas de la filosofía occidental, la cuál ve que al hombre como distinto de tras especies e incluso distinto en comparación a otros hombres. La felicidad no es algo subjetivo, no hay distintas versiones de la felicidad, el error, en parte, de la filosofía occidental de ver a la felicidad como algo subjetivo se debe al error de ver al hombre como un ser distinto a cualquier otra forma de existencia y de creer que de este modo que cada persona tiene un concepto diferente de felicidad y entre muchas otras cosas que las experiencias de placer son distintas de persona a persona. La clave está en ver la existencia del hombre como la misma existencia de todo, no hay subjetivismo, todo es como todo; en este punto, parece ser que la filosofía occidental termina donde empieza el pensamiento oriental; el pensamiento oriental propone abandonar nuestro ser engañoso (subjetivo), para encontrarnos sintonizados con el todo, encontrar el verdadero Ser y dejar de lado la manía de discriminar formas y de fragmentar el universo que nos rodea. Si abandonamos pues el plano subjetivo dejamos de lado también el plano subjetivo de la felicidad, la cuál sería el vivir mismo.

Este ensayo entonces, entiende que la felicidad está relacionada con el placer, pero que también está relacionada con el dolor, ya que como se ha demostrado, el placer sin el dolor no puede existir; la felicidad está relacionada con el placer y con el dolor porque la felicidad es vivir la vida misma; no hay nada más aparte de esta realidad y si lo hay no interesa porque el hecho es vivir la realidad que se presenta y no vivir añorando una realidad que no está presente, ya que esto provoca el caer en el deseo y por consiguiente, como ya hemos visto también, en el sufrimiento que el deseo mismo provoca (la angustia y tristeza por no tener lo deseado y por tal vez nunca alcanzarlo a tener) . La felicidad pues, no es una búsqueda, ya que toda búsqueda es respuesta a una carencia, la felicidad está en vivir realmente, en el natural flujo del vivir; siendo esto el vivir aceptando como parte de un todo cada cosa que conforma el universo, incluidos nosotros; así, el placer y el dolor, entre otros, tienen el mismo peso; el subjetivismo que ha producido tantos problemas desaparece y la felicidad se descubre como el estado de vida mismo.

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