"Pandemonio, es una ciudad en la que deambulan Las Voces y en la que se aguarda eternamente al huésped, sea digno o indigno, sea bueno o malo. En su interior apretujados caídos revolotean en una sola carne, dispuestos a saltar al primer navío disponible, como una fuga de agua caliente.
Solo tendrás un segundo para decidir: Leer el Manual de la Naturaleza Doble, y dar la vida; o ser otro para siempre" El capitánTulik; José R. García.

miércoles, diciembre 09, 2009

Educación como base del desarrollo de la sociedad

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El presente ensayo, tiene como objetivo el demostrar que la actividad educativa es base del desarrollo del ser humano y de su sociedad, y que esto se logra por medio de una pedagogía correcta.

En primer punto, se entiende a la educación, como la acción de instruir o criar a las personas de manera tal que alcancen un desarrollo; y en segundo punto, es a través de la educación que se obtienen conocimientos, los cuales se procesan y se utilizan para lograr ciertos objetivos. Ahora, el ser humano, que es un ser por naturaleza social, puesto que es claro que alcanza su desarrollo gracias a la interacción con otros seres humanos; crea, mantiene y perfecciona el modelo de su sociedad usando como herramienta a la educación. Es ésta la herramienta apropiada, puesto que por medio de ella, se puede crear un ambiente de diálogo, y desarrollo de capacidades, que permitan un trabajo más eficaz hacia la mejora de la sociedad.

Entendido entonces que la vida social es fundamental en el desarrollo del ser humano, y que por medio de la educación el desarrollo de la sociedad es posible, cabe preguntarse qué es lo que hace que los procesos educativos puedan ser más eficaces para la consolidación de una sociedad. La pedagogía pues, es el arte o la ciencia de educar, y es entonces, mediante un correcto método pedagógico por los que la educación alcanza un mayor grado de eficiencia.

Por medio entonces de una buena pedagogía, se puede formar una sociedad mejor, y haciendo esto, se puede formar una persona mejor, ya que el ser humano es un ser social que alcanza su clímax en sociedad; pero, ¿a qué llamamos una buena pedagogía?; un buen sistema pedagógico sería aquel que potencie el desarrollo de habilidades y capacidades en pos de una evolución de los individuos y de la sociedad en la que estos viven; es así que se debe tomar importancia al desarrollo del juicio crítico, y en general a la manera correcta de procesar la información, conocimientos adquiridos, y emplearlos en la vida cotidiana.

Siendo la educación la base del desarrollo personal y social, ésta debe de ser tomada como algo positivo, y las escuelas deben de ser motivadoras, deben de ofrecer un sistema pedagógico que haga comprender al alumno que la educación es importantísima para su desarrollo, y éste, debe de estudiar con ánimo, por lo que la escuela debe de ser un ambiente agradable, y los docentes deben de ser empáticos y de mente abierta; un claro ejemplo de esto es el profesor que continuamente conversa con sus alumnos, que está atento a su desarrollo, que toma en cuenta que cada alumno es diferente y posee habilidades distintas a los demás, que continuamente está innovando en su manera de enseñar, incluyendo por ejemplo la tecnología en sus clases; el profesor que realice estas dos cosas demostrará que es poseedor de una auténtica vocación.

Debe de existir un compromiso con la sociedad y con uno mismo, es decir, que el progreso social debe de tomarse por parte, tanto del alumno como del profesor, como un logro personal; las actividades trazadas deben de contemplar la realidad que se vive, por ejemplo, si se vive en un lugar de escasos recursos, esto se debe tomar en cuenta al momento de enseñar, y los alumnos deben de conocer su situación para de esta manera proponer soluciones a las carencias de su entorno, si en el ambiente en que viven hay mucha contaminación, pues se puede proponer actividades que tengan como objetivo concientizar a las personas de la importancia del medio ambiente, como por ejemplo pequeños concursos, recitales de poesía, o la creación de un biohuerto, etc.

Hay que entender entonces que la sociedad es inseparable de la educación, y en este sentido, desde que somos niños y se nos lleva a un jardín para desarrollar nuestras capacidades, se nos está ayudando a relacionarnos con el entorno y con las demás personas, se nos está enseñando un correcto comportamiento civil, para ser unos ciudadanos que aporten al progreso de su sociedad. Es importante resaltar que la educación empieza desde que un ser humano tiene capacidad de aprender, y hay que comprender también, que hay operaciones que uno debe de ejercitar a cierta edad, puesto que si no lo hace durante ese tiempo, más adelante le será más complicado aprenderlas. Para formar a una persona y hacer que ésta se desarrolle individual y socialmente por medio de una correcta educación, ésta educación debe de tomar en cuenta que existen etapas de aprendizaje, y que cada alumno posee un ritmo de trabajo y unas capacidades singulares.

En conclusión, la educación es la base del desarrollo personal y social, ya que el ser humano es un ser social; y siendo de este modo, la pedagogía debe de servir para hacer la educación más eficaz, tomando en cuenta la singularidad del alumno, la formación del docente ideal (empático y de mente abierta), un clima de estudio adecuado, las etapas de aprendizaje, la realidad social, etc.

Reflexión sobre el docente del siglo XXI

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El profesor que se necesita ahora debe tener ciertas características que lo hagan apto para la enseñanza. En primer punto el hecho de generar empatía con los alumnos, en segundo lugar, estar abierto a cambios constantes, sobretodo en su metodología de enseñanza, de modo que se actualice constantemente en pro de una enseñanza de mejor calidad, en tercer punto, el docente debe de saber utilizar las herramientas que le proporciona la tecnología, de forma adecuada, no abusando de ellas; en cuarto punto debe de promover en los alumnos el empleo de la retención de datos y el análisis crítico de los mismos de forma balanceada, el docente no debe dejar que sus problemas personales afecten su desempeño como educador; y finalmente el docente debe de ser conciente que su labor es educar para la sociedad, por lo que su enseñanza no debe estar desvinculada de la realidad social que envuelve a sus alumnos.

Ciudadanía como tema transversal

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Investigadores: Claudia Córdova - José Ricardo García


Índice


Introducción
Capítulo I: Conceptualización
1.1. Concepto de ciudadanía.
Capítulo II: La ciudadanía como tema transversal.
2.1. ¿Por qué la ciudadanía se presenta como un tema transversal?
2.2. La interculturalidad.
Conclusiones



Introducción

El presente trabajo tiene por objetivo el analizar la relación que existe entre el tema de ciudadanía y la educación. Es importante conocer el vínculo que existe entrambos, ya que creemos que esto permitirá una mayor comprensión de nuestra realidad, así como los cambios que se han dado en los últimos años dentro del plano educativo, conocimiento fundamental para un mayor entendimiento de esta nuestra sociedad.

El estudio concienzudo de la ciudadanía como tema transversal es bastante reciente, nacido luego del fenómeno de la globalización y del problema de la interculturalidad surgido del mismo.

Presentamos por lo tanto, esta pequeña investigación, con la esperanza de brindar ciertas luces sobre cómo la ciudadanía como tema transversal en la educación, debe ayudar a construir una sociedad apropiada a nuestro tiempo, que pueda convivir con otras en paz y continuo diálogo.



Capítulo I: Conceptualización


“El hombre nace libre, responsable y sin excusas”
-Jean Paul Sartre-

El objetivo de este capítulo es el de definir el término de ciudadanía, ya que se utilizará de manera recurrente en el segundo capítulo y, por lo tanto, permitirá una mejor comprensión del tema de esta investigación. Además, analizaremos qué es lo que convierte a la ciudadanía en un tema imprescindible dentro del plano educativo.

1.1. Concepto de ciudadanía

Para tener una idea más amplia y real de dicho concepto, se cree necesario presentar primero una definición general, para luego, irse concentrando en ciertas particularidades.

“La ciudadanía es un producto cultural, ideado por las personas, que es preciso conservar.” (Gómez 2007:58).

Aunque este concepto puede tener varias definiciones, se cree que la principal es aquella que alude a la condición de libertad de las personas que conforman una sociedad, las cuales están sujetas a una serie de derechos y deberes regulados por leyes que son promulgadas por instituciones específicas, que a su vez, velan por su cumplimiento (Cfr. Gómez 2007:58).

Ahora, el concepto de ciudadanía varía de acuerdo a la sociedad que la formula, ya que debe responder a necesidades distintas. Es por esto que se dice que dicho concepto es un producto meramente cultural, cambiante y frágil (Cfr. Gómez 2007:58). Así, se puede entender que la ciudadanía es un concepto que está sujeto a una constante reconstrucción.

Por lo tanto, ser parte de una sociedad implica ser ciudadano de la misma, lo cual quiere decir, que se responde y se aceptan las regulaciones que esta sociedad propone. Esta manera de comportarse es lo que en esta investigación entendemos como “comportamiento civil”. Un ejemplo gráfico de este comportamiento es el que se ve en la comunidad de los pitufos, dibujos animados creados por Pierre Culliford. En esta serie animada podemos apreciar como todos los integrantes de una sociedad se sienten identificados con ella y el progreso de esta, cumpliendo un rol específico y ejerciendo su libre opinión en la toma de decisiones comunitarias. El lector podría preguntarse por el motivo de elegir un ejemplo de este tipo y por eso aclaramos que es por fines didácticos.

De esta manera, la ciudadanía es un proceso de interiorización de un número de valores y normas y, por lo tanto, posee una dimensión moral, una de las principales tareas de la educación (Cfr. Pérez 2005:7).

Por otro lado, es necesario que la ciudadanía intente preservar la democracia, puesto que es a través de ella por la que los integrantes de una sociedad pueden exigir el cumplimiento de sus derechos y alcanzar un progreso tanto individual como comunitario.

“(…) la educación para la ciudadanía se conforma como una herramienta para el desarrollo de la competencia social y ciudadana, con el objetivo de ayudar al alumnado a actuar con criterio propio y contribuir a la construcción de la paz” (Diéz 2007: 56)

Tomando en cuenta esto, es evidente la importancia de enseñar en la escuela, un correcto comportamiento civil, a la vez que se cultiva un sentimiento de pertenencia frente al territorio que se habita, ya que sólo a través de esta identificación el individuo se sentirá protagonista de la buena construcción de su sociedad.

Si bien es cierto que el comportamiento cívico sufre ciertas variaciones, al igual que el concepto de ciudadanía, en la medida que responde a las necesidades específicas de diversas sociedades, goza de ciertas regulaciones que obedecen a bienes universales. El mejor ejemplo que encontramos de esto, es que en todas las sociedades se exige un comportamiento que refleje una alta valoración de la vida propia y la de los demás.

Esta investigación postula la existencia de dos tipos de ciudadanía: la primera, a nivel de comunidad, la cual ya fue explicada anteriormente; la segunda, a nivel mundial. Somos ciudadanos de una comunidad específica, pero también somos ciudadanos del mundo.

Todas las comunidades responden a ciertos bienes universales, y estos bienes en común hacen posible la existencia y preservación de las distintas sociedades, pues esto permite que las comunidades puedan comunicarse entre sí, que no sean totalmente incomprensibles o incompatibles entre ellas. Un ejemplo de estos bienes sería la valoración de la vida.

Por consiguiente, se encuentra que es sumamente importante enseñar que todas las sociedades tienen un punto en común, que no somos tan extraños entre nosotros, y que podemos concebir y buscar un progreso no sólo a nivel de comunidad, sino a nivel global.


Capítulo II: La ciudadanía como tema transversal


“Yo soy libre solamente en la medida en que
reconozco la humanidad y respeto la libertad
de todos los hombres que me rodean”
-Mijail Bakunin-

El presente capítulo tiene como objetivo definir qué entendemos por transversalidad. En segunda instancia, analizar la verdadera relación que existe entre la ciudadanía y la educación, o por lo menos, intentar una aproximación a dicha relación.

2.1. Definición de tema transversal

La transversalidad es una orientación global coherente que se da a los alumnos y que debe estar presente en toda la vida escolar.

Según el Ministerio de educación, los contenidos transversales que deben manejar las escuelas son: educación en población, pluriculturalidad peruana, derechos humanos, seguridad ciudadana, defensa nacional y trabajo y producción. Todos estos son algunos de los componentes de lo que llamamos ciudadanía.

2.2. ¿Por qué la ciudadanía es un tema transversal?

Todos los conocimientos que estudiamos, están relacionados directamente con el hombre (al ser concebidos por este) y es imposible desligar una materia de la fuente que la creó. Y si están relacionados con el hombre, están relacionados necesariamente a una sociedad y a una ciudadanía específica, puesto que el hombre es por naturaleza un ser social.

En este sentido, un buen ejercicio de la pedagogía sería tener como punto central el hacer que el hombre progrese individual y socialmente, por medio de una buena construcción ciudadana. Por lo tanto, sostenemos que la transversalidad del tema de ciudadanía en la educación, no sólo es necesario, sino, inevitable.

2.3. ¿Cómo abordar el tema de la ciudadanía en la escuela?

Las maneras en las que normalmente se postula que se debería llevar a cabo esta inclusión del tema de la ciudadanía en la educación son tres: la primera, haciendo de la ciudadanía un curso específico en la currícula de la escuela. La segunda, como tema transversal en todas las materias a desarrollar sin la necesidad de crearse un curso específico; y la tercera, integrada a aquellos cursos de corte antropológico y social (Cfr. Bolívar 2007: 70-71).

Las tres formas anteriormente expuestas, las consideramos equivocadas en la medida en que no ven a la ciudadanía como un tema transversal que por naturaleza ya se encuentra en todas las asignaturas.

Ahora, el hecho de que la transversalidad del tema de ciudadanía sea inherente en la educación, no quiere decir que no sea necesario dedicarle un curso específico. Nosotros creemos que es imprescindible que sea una asignatura específica, debido a que es necesario esquematizar estos contenidos, ya que así sería más fácil comprenderlos. Por consiguiente, esta es la única manera de construir una sociedad con bases sólidas que defiendan la democracia.

En este curso dedicado especialmente al tema de la ciudadanía, se debe de tener en cuenta que los conocimientos teóricos aprendidos en clase, deben de ser llevados a la práctica, ya que la formación de una ciudadanía requiere de agentes activos.

Este curso no debe de ser sistemático, sino que debe de tener un vínculo directo con la realidad social del país.

“(…) la tarea de la escuela se ha ido enriqueciendo más y más, dejándose ya de lado la concepción academicista de ella para pasar a hablar de educación para la vida, dando paso a una comprensión más seria y profunda de los procesos educativos a través de un saber especializado (…) la educación integral” (Arévalo 2003:28).

Una manera de lograr esto es a través de horas prácticas en las que, por ejemplo, se simule una actividad que aporte a la formación de una ciudadanía mejor; como una elección presidencial, para que los alumnos se percaten de que la construcción de su sociedad depende de ellos. “(…) desarrollar una educación para la ciudadanía basada en aprender practicando” (Steinberger 2005:28)

2.3. La interculturalidad en la ciudadanía como tema transversal

Actualmente, podemos apreciar que las distintas sociedades están conformadas por grupos que poseen diferentes culturas. Un claro ejemplo de esto es nuestro país, ya que el Perú se caracteriza por su diversidad cultural.

Por cada cultura pues, existirá un sentido de ciudadanía hasta cierto punto particular. Si se acepta entonces que existen ciertas diferencias entre culturas, se debe aceptar también que hay diversas formas de ver la ciudadanía.

Sin embargo, como ya se explicó anteriormente, hay preocupaciones universales, que permiten la creación de una ciudadanía mundial, en medio de la cual, todos estos sentidos de ciudadanía producto de la diversidad de culturas, puedan convivir e interactuar positivamente.

Así, entendemos la importancia de incentivar en la escuela un ambiente de tolerancia, en el que no sólo se invite a comprender y respetar las diferencias culturales, sino a valorar la riqueza cultural del Perú y de las demás comunidades del mundo.

“(…) la convivencia pacífica de los ciudadanos y de los estados, la conformación actual de las sociedades demanda políticas nuevas, acordes y pertinentes que posibiliten el diálogo y la comunicación entre las culturas para establecer la paz respetando y salvaguardando las diferencias” (Arévalo 2003:26).

Es así que “entendemos la mediación cultural como una necesidad surgida ante la nueva realidad de nuestra sociedad, en cuyo seno se da, con una intensidad cada vez mayor, el fenómeno de la presencia de personas de diversas culturas y procedencias” (Alghouch Nordin y otros 2008:75).

Aunque la interculturalidad en nuestro país, ha nacido desde tiempos pre-hispánicos, este tema cobra mucha importancia a partir de este nuevo siglo, ya que recién ahí es donde los investigadores han decidido dedicar estudios serios sobre dicho tema. Pensamos que la razón de esta demora se debe al proceso de globalización que vivimos actualmente, asunto que hace más evidente esta multiculturalidad en el mundo entero.

Por lo tanto, nuestra sociedad exige a las instituciones educativas que el tema de la interculturalidad se convierta en una nueva forma de enfocar a la educación. Las instituciones deben estar al servicio de la sociedad y de sus respectivos cambios, y no la sociedad al servicio de las instituciones (fenómeno de cosificación), ya que al ocurrir esto, lo único que se consigue es un lento y precario desarrollo del país.


Conclusiones

Habiendo demostrado que la ciudadanía es un tema transversal e inherente en el plano educativo, podemos llegar a la conclusión de que la escuela y la enseñanza que se da en ella es fundamental para el desarrollo de la sociedad. La educación es por lo tanto la disciplina que forja a las sociedades, y es esa su principal y más sagrada tarea.

En este pequeño trabajo hemos logrado dar cuenta de que todos los ciudadanos somos protagonistas de la construcción de nuestro propio entorno social, construcción mediante la cual podemos y debemos alcanzar no sólo un desarrollo comunitario sino también uno individual.

Asimismo, demostramos que si bien es cierto existen diferencias en el sentido de ciudadanía, dependiendo de la comunidad que la formula, estas no son por completo diferentes, pues, por estar conformadas por seres humanos, persiguen ciertos bienes universales y se mueven en torno a preocupaciones del mismo tinte. La ciudadanía como tema transversal en la educación, debe de servir para aprender a vivir precisamente esta interculturalidad, en un mundo que nos pertenece a todos.




Bibliografía

Alghouch, Nordin y otros.
2008 Educación y derechos humanos desde la participación en la convivencia.
En: Cuadernos fundación MS, nº 8, editorial fundación SM, Madrid

Arévalo, David.
2002 Temas transversales, repensando la escuela para la vida.
En: Educación, Vol. XI, setiembre nº 21, Fondo Editorial PUCP, Lima.

Bolívar, Antonio.
2007 Transversalidad o asignatura específica: el debate pedagógico.
En: Cuadernos de pedagogía, nº 366, marzo, editorial Wolters Kluwer S.A., Madrid.

Calatayud, María Amparo.
2005 La formación ciudadana. Un nuevo reto para la profesión docente.
En: Organización y gestión educativa, nº 2, marzo-abril, editorial Fórum europeo de administradores de la educación y CISSPRAXIS S.A., Madrid.

Díez, Carlos.
2007 El currículo.
En: Cuadernos de pedagogía, nº 366, marzo, editorial Wolters Kluwer S.A., Madrid.

Gómez, Luis.
2007 Educación para la ciudadanía
En: Cuadernos de pedagogía, nº 366, marzo, editorial Wolters Kluwer, Madrid.

2007 El concepto de ciudadanía
En: Cuadernos de pedagogía, nº 366, marzo, editorial Wolters Kluwer, Madrid.

Pérez, José.
2005 Educación para la ciudadanía
En: Organización y gestión educativa, nº 2, marzo-abril, editorial Fórum europeo de administradores de la educación y CISSPRAXIS S.A., Madrid.

Steinberger, Marion.
2005 La educación para la ciudadanía en las escuelas de Europa.
En: Organización y gestión educativa, nº 2, marzo-abril, editorial Fórum europeo de administradores de la educación y CISSPRAXIS S.A., Madrid.

Resúmen texto: “El Marginado” de Bronislaw Geremek; perteneciente a su libro: “El Hombre Medieval”

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Durante la Edad Media, como en cualquier otra época, encontramos a un grupo de personas que no son tratados con los mismos derechos que el resto, y que son, en resumidas palabras: marginados. En la Edad Media , los datos sobre esta clase de gente son escasos y si podemos saber algo respecto a su existencia, se lo debemos a las actas judiciales y policíacas, sean de robo , de asesinatos, etc; y es que analizando este tipo de fuentes, aunque parezca imposible, se logran extraer datos importantísimos de los marginados.

Ahora, es necesario exponer quiénes son los marginados según Bronislaw, o quienes pueden ser considerados así; primero: todos aquellos que se ven obligados a no tener un lugar de residencia fijo, aquellos que están en constante movimiento, se trata en este punto de los desterrados que se ven obligados a andar errantes en países ajenos; la razón por la que esta clase de personas son marginadas es la siguiente: el no estar radicado en un lugar era mal visto porque significaba que no se podía efectuar una relación de vecindad ,de orden y de seguridad, y porque el destierro era una forma de exclusión , y la exclusión, según las creencias de ese tiempo, volvían al hombre,( al estar desprotegido), un salvaje y al estar tentado por la clandestinidad se convertía en un “hombre lobo”, o en el “ogro” de las fábulas. El vagabundo, otro marginado, al no tener un lugar fijo era definido como ladrón, hombre de mala fama, falsario; ya que estos calificativos les eran comunes a las personas que de cierta manera no eran parte de la sociedad y había una gran desconfianza general con respecto a ellos, y no infundada, ya que , efectivamente , ocurrieron muchos robos y estafas relacionados con esta clase de gente; incluso, apareció en cierto momento lo que el autor denomina “ delincuentes profesionales”, que vivían exclusivamente de sus hurtos como si esto se tratase de un trabajo común y corriente; cabe mencionarse en este punto, que los soldados, en su mayoría ex–marginados, fueron quienes luego de que estallase la guerra de los Cien Años, efectuaran la mayor cantidad de actos criminales, y claro, terminada la guerra, al ser devueltos a su condición anterior, perpetuaron estos actos con mucha más frecuencia, volviéndose aún más peligrosos de lo que se pensaba que eran. Las personas que se dedicaban a los oficios manuales eran también marginados, incluyendo a los artistas, quienes fueron mal vistos durante un largo tiempo. Los leprosos también se incluyen en este grupo , ya que debían ser excluidos necesariamente por lo contagiosa de su enfermedad, y la exclusión está casi fundida con el término de marginación. Finalmente, se encuentran aquellas personas herejes, que tienen una fe diferente, y que debían ser incluso castigadas.

En conclusión, los marginados en la Edad Media, son aquellos que son excluidos de la sociedad, son considerados hasta cierto punto muy peligrosos y nunca de fiar, y se ven obligados a desempeñar papeles establecidos y a no escalar socialmente por más méritos y esfuerzos que se tomen. La sociedad los rechaza, les teme, los repele y ve a través de ellos lo peor que puede existir sobre su mundo.