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"Pandemonio, es una ciudad en la que deambulan Las Voces y en la que se aguarda eternamente al huésped, sea digno o indigno, sea bueno o malo. En su interior apretujados caídos revolotean en una sola carne, dispuestos a saltar al primer navío disponible, como una fuga de agua caliente.
Solo tendrás un segundo para decidir: Leer el Manual de la Naturaleza Doble, y dar la vida; o ser otro para siempre" El capitánTulik; José R. García.
sábado, octubre 10, 2009
Soy un pobre Josebot...
5
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Paint my Pain
viernes, octubre 09, 2009
Dos años con PortalPandemonio... me dí cuenta tarde
3
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¿Editorial?
.....


Uhmmm ya hace un mes aproximadamente que este blog cumplió dos años de existencia. La primera entrada publicada fue el 4/09/08 y bueno... como que el día de la celebración se me pasó. Como dije, hace mucho desde que abrí con una entraba bastante lela, bastaaaante lela de título: "Cita con el psicólogo"; por ese entonces yo estaba pensando un blog-diario, y fallé catastróficamente, el blog se dividía en dos partes , la primera dedicada a unas reflexiones que hacía en torno a mi vivencia y que reflejaban el caracter extraño de mi vida, y la otra dedicada a la publicación de mi diario secreto... entradas que solo podían leer las personas a las que yo daba permiso... el blog fue creciendo en popularidad y poco a poco, me dí cuenta de la mediocridad del material expuesto.... Lo siento!.
El blog cerró unas dos veces, o al menos técnicamente. Hubo más de tres ensayos de rehabilitación pero ninguno pudo resolver el problema; innumerables cambios de imágen... pero el contenido seguía siendo la misma cojudez... se abrirían dos blogs en el intento de comenzar de cero... pero fracasarían, como todo.
Finalmente regresaría a la cuenta inicial y retomaría si mas n0 me equivoco el nombre con el que se empezó toda esta locura... escribí cosas interesantes (al menos mñas k las que exististían) y me fui deshaciendo de las que recordaban mi oscuro pasado. Ayyyyyy lo logré, ahora estoy mñás vivo que nunca y con muchas ideas por concretar (lo que es peligroso).
He pensado seriamente en eliminar como regalo de cumpleaños la primera y bastardísima entrada que tuve la pendejada de escribir... pero si la borro la fecha del cumpleaños se perdería para siempre... y a mí me gustan los cumpleaños, aunque siempre lo niegue diciendo que son para gente idiota (y de verdad lo son). Así que modificaré la primera entrada y la haré menos espantosa tratando claro, de mantener en lo posible su esencia.... Lol.
Bueno.... hasta el proximo año Motherfuckers!
El Editor (Seré el único editor que insulta a sus lectores?)
lunes, octubre 05, 2009
En torno a la Felicidad
5
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Filosofía
Se encuentran quien sabe dónde Aristóteles, Epicuro y San Agustín, y se les ocurre quien sabe porqué, conversar en torno al tema de la felicidad; para esto creen conveniente que cada uno exponga su parecer y seguidamente, se proceda a la charla.
-Aristóteles: Entiendo el bien como un fin, es decir, hacia lo que una cosa tiende, hay diversas clases de bienes, unos que se subordinan a otros, y el bien supremo debe de ser aquel que sea un fin por sí mismo. Todos están de acuerdo con que el bien supremo es la felicidad, ahora, hay tres formas de vida feliz que se formulan; una vinculada a la vida placentera; otra a la vida política; y otra a la vida contemplativa; de éstas las dos primeras se descartan puesto que no son un fin en sí mismas, sino que es a través de ellas que se busca la felicidad. Solo la actividad contemplativa puede acarrear la felicidad, debido a que es una actividad propia del hombre. Para acceder a la felicidad el hombre debe primero comportarse en relación a las virtudes, entendidas como hábitos ubicados en el término medio entre dos vicios, uno de defecto y otro de exceso; y ahora, ya que vivir acorde a las virtudes es ser feliz, la felicidad más alta es la vinculada a nuestra virtud más alta, que es la inteligencia.
-Epicuro: Yo planteo la felicidad como un estado de imperturbabilidad, estado en el que hay paz de cuerpo y de alma, paz a la que se accede luego de haber administrado con prudencia los placeres. Hay temores que nos impiden llegar a la imperturbabilidad, estos son el temor a los dioses, el temor al dolor y el temor a la muerte, los tres estúpidos; el primero porque los dioses son indiferentes al hombre ; el segundo porque todo dolor es soportable, y si es muy intenso, poco durará; y el tercero porque la muerte no es nada, puesto que no la podemos sentir.
-San Agustín: Yo por otro lado planteo que la felicidad es encontrar La Verdad, es decir poseer a Dios, esto debido a que la felicidad no consta de poseer bienes materiales, porque estos son perecederos, y si se los tiene, siempre hay el temor de perderlos; por lo que la felicidad debe de ser poseer algo inmutable, fermente, y esto es Dios. Cabe resaltar que existe solo un Dios.
Aclaradas las posturas se empieza el debate.
-San Agustín: Muy bien, Epicuro, tu dices que hay temores que nos impiden llegar a la imperturbabilidad, y entre estos esta el temor a los dioses. Estás equivocado pues, al creer en la existencia de varios dioses puesto que solo existe uno.
-Epicuro: Da lo mismo
-San Agustín: No, no da lo mismo
-Epicuro: La verdad es que sí, verás, el temor a los dioses nos impide la felicidad puesto que es un temor y todo temor es impedimento de la misma, y además de esto es un temor verdaderamente estúpido, puesto que como me parece ya dije al inicio, los Dioses son indiferentes a la existencia del hombre, y si son varios o solo uno es lo mismo, puesto que en ambos casos se daría esta indiferencia.
-San Agustín: ¿Cómo va a ser Dios indiferente al hombre, si lo ha creado?, si le fuese indiferente, hubiese dado lo mismo que lo creara o no, y sin embargo lo creó.
-Epicuro: Mira Agustín, cuando me refiero a que son indiferentes al hombre me refiero a que no influyen en el transcurso de su vida. Esto se aprecia claramente por la existencia del mal en el mundo, el mal existe, y es obvio que los dioses o quisieron eliminar el mal y no pudieron o no quisieron eliminarlo; esto los haría impotentes o malvados, lo que contradice su perfección. Y como se aprecia, temerle a algo impotente de influir en mi vida, es estúpido, tanto como temerle a la muerte o al dolor.
San Agustín: Comprendo lo que intentas explicar, pero tienes que entender primero que el mal no existe como tal, sino que es la carencia de bien. Y si Dios Todopoderoso no maneja al hombre como a un títere es porque le dio libre albedrío, y todo lo negativo que aprecias en este mundo ha sido por obra del hombre.
-Epicuro: Ese Dios entonces no influye en la vida del hombre, y si no lo hace, si el hombre tiene libre albedrío, ¿para qué temerle? ¿Acaso no es un ente impotente? ¿Cómo puedes decir que es todopoderoso si no puede manejar al hombre como a un títere?
-San Agustín: Puede pero no lo hace.
-Epicuro: El libre albedrío es una especie de contrato, Dios no puede romperlo porque sería un ser malvado si lo hiciese, y esto no creo que a ti te convenga. Y si no puede romperlo entonces es impotente. Además “ese tu dios” si se diera el caso hipotético de que fuese un ser todopoderoso, no sería sumamente bondadoso y puro como tu lo señalas, puesto que en su ser estaría incluida la posibilidad de destruir a la humanidad o hacerla padecer.
-San Agustín: …….
-San Agustín: Aristóteles….
-Aristóteles: Bueno, creo que Epicuro tiene razón es ese aspecto. Más bien con respecto a tu planteamiento sobre que la imperturbabilidad es un estado de paz de cuerpo y alma, me pregunto: ¿un hombre con un dolor intenso y constante puede ser feliz?
-Epicuro: No.
-Aristóteles: Entonces no todos pueden alcanzar la felicidad.
-Epicuro: …….
-San Agustín: Esa es un falla del planteamiento de Epicuro.
-Epicuro: No sé en qué punto eso pueda ser una falla.
-Aristóteles: Ahh cierto Agustín, tu expones que el mundo creado por “ese tu dios” solo tiene cosas buenas, pero perecederas, y que esto es así porque si fuesen perfectas serían tu dios. Ahora, yo te pregunto ¿Cómo es posible que un ser perfecto cree cosas imperfectas?
- San Agustín: El hombre no es perfecto pero puede decidir conocer a Dios y mejorar su existencia, ser feliz, o no hacerlo. Dios no creo al hombre perfecto puesto que quiere que sea él mismo quien elija su camino, es decir, ser feliz o no.
- Aristóteles: Pero el hecho es que creó algo imperfecto, ¿no hubiera sido mejor que creara al hombre perfecto?
-San Agustín: Ya dije que no, puesto que ya no habría libre albedrío.
-Aristóteles: Me parece que tu defiendes eso debido a que te parece justo que el hombre decida entre ser feliz o no, sin embargo, antes de la existencia del hombre no había tal dilema, así que fácilmente Dios pudo crear al hombre perfecto, es más, la creación del hombre no tiene sentido si nos ceñimos a ese punto.
-San Agustín: ¿No tiene sentido?
-Aristóteles: Tu dices que Dios dio el libre albedrío porque considera que es justo que el hombre decida si ser feliz o no, pero este sentido de justicia solo se puede aplicar a un ser que ya existe, y antes de la existencia del hombre no había el dilema entre si era o no justo si el hombre se comportaba de tal o cual forma, por lo que el problema lo introdujo Dios con su creación, lo que es aún más extraño.
-San Agustín: ….
-Epicuro: Y Agustín, tu expones tanto trabajo en vida, para que luego de la muerte entremos en el reino de Dios y seamos felices, pero, ¿no se está trabajando en vano, puesto que después de la muerte nada hay? ¿Acaso no estamos desperdiciando el tiempo?
-Agustín: Después de la muerte uno puede estar o no estar con Dios, y de eso depende la felicidad del hombre. El hombre posee alma y cuerpo, solamente el cuerpo muere, el alma es eterna.
-Epicuro: ¿Y tú porqué crees que el hombre es un compuesto de alma y cuerpo?
-San Agustín: Porque el hombre esta vivo y tiene cuerpo y el alma es principio de vida.
-Aristóteles: Se me viene a la cabeza esta pregunta: ¿Acaso es necesario tener alma para estar vivo?
-San Agustín: Supongo que tiene que haber algún principio.
-Epicuro: Un orden de átomos al azar.
-San Agustín: ¿al azar?
-Epicuro: Bueno, interactuando según su naturaleza.
-San Agustín: Bueno, nos hemos desviado demasiado del asunto a tratar.
-Aristóteles: No lo creo, estos temas han salido como resultado del cuestionamiento de lo que es la felicidad, y es necesario resolverlos para tener el tema claro.
- Epicuro: Agustín, ¿qué sucede con aquellos que no creen en Dios?
-Agustín: Son unos infelices
- Epicuro: ¿Es decir, que, los que llegan a la imperturbabilidad que expongo, son infelices?
-San Agustín: Sí.
-Epicuro: ¿Cómo es esto posible?
-San Agustín: Pues porque no han encontrado “la Verdad”.
-Epicuro: ¿“La Verdad”?. Ten más cuidado.
-Aristóteles: Pero el conocimiento de tu Dios esta limitado a si uno nace o no en determinado contexto y es parte de determinada cultura. Es decir, una persona que pertenece a otra cultura, tiene otro esquema mental del asunto, esa persona…
- San Agustín: Puede ser perdonada porque peca por ignorancia.
-Aristóteles: ¿Y ese perdón consistiría en que alcance la felicidad?. Entonces ¿tanto el que no busca a Dios por ignorancia o el que lo busca, logran lo mismo? ¿Cómo es posible que alguien que no conoce a Dios, ni lo busque, lo encuentre? ¿ No estaría siéndole impuesta esa felicidad? Y si el que no conoce a Dios ni lo busca por ignorancia no alcanza la felicidad, se tendría que aceptar que el conocimiento de la verdadera felicidad dependería del lugar en el que cada hombre nazca y de lo que su cultura le enseñe.
- Epicuro: Miren, veo que se generan muchas y constantes discrepancias. A mi la felicidad es la imperturbabilidad, para Aristóteles es el obrar acorde a las virtudes, y para Agustín es poseer a Dios. Cada uno de nosotros pertenecemos a contextos diferentes, a mí me funcionó ese planteamiento en mi época, a ustedes dos en la suya. ¿No sería más lógico definir la felicidad como un concepto que varía dependiendo del contexto de la historia en el que se la formule?
……….
-Aristóteles: Muy interesante todo esto, pero el tiempo se ha acabado.
-Epicuro: Ciertamente.
-Aristóteles: Adiós.
-San Agustín: Espera, yo también me tengo que ir, vámonos. Adiós Epicuro.
-Aristóteles: ¿Y tú por qué me sigues?
-Aristóteles: Entiendo el bien como un fin, es decir, hacia lo que una cosa tiende, hay diversas clases de bienes, unos que se subordinan a otros, y el bien supremo debe de ser aquel que sea un fin por sí mismo. Todos están de acuerdo con que el bien supremo es la felicidad, ahora, hay tres formas de vida feliz que se formulan; una vinculada a la vida placentera; otra a la vida política; y otra a la vida contemplativa; de éstas las dos primeras se descartan puesto que no son un fin en sí mismas, sino que es a través de ellas que se busca la felicidad. Solo la actividad contemplativa puede acarrear la felicidad, debido a que es una actividad propia del hombre. Para acceder a la felicidad el hombre debe primero comportarse en relación a las virtudes, entendidas como hábitos ubicados en el término medio entre dos vicios, uno de defecto y otro de exceso; y ahora, ya que vivir acorde a las virtudes es ser feliz, la felicidad más alta es la vinculada a nuestra virtud más alta, que es la inteligencia.
-Epicuro: Yo planteo la felicidad como un estado de imperturbabilidad, estado en el que hay paz de cuerpo y de alma, paz a la que se accede luego de haber administrado con prudencia los placeres. Hay temores que nos impiden llegar a la imperturbabilidad, estos son el temor a los dioses, el temor al dolor y el temor a la muerte, los tres estúpidos; el primero porque los dioses son indiferentes al hombre ; el segundo porque todo dolor es soportable, y si es muy intenso, poco durará; y el tercero porque la muerte no es nada, puesto que no la podemos sentir.
-San Agustín: Yo por otro lado planteo que la felicidad es encontrar La Verdad, es decir poseer a Dios, esto debido a que la felicidad no consta de poseer bienes materiales, porque estos son perecederos, y si se los tiene, siempre hay el temor de perderlos; por lo que la felicidad debe de ser poseer algo inmutable, fermente, y esto es Dios. Cabe resaltar que existe solo un Dios.
Aclaradas las posturas se empieza el debate.
-San Agustín: Muy bien, Epicuro, tu dices que hay temores que nos impiden llegar a la imperturbabilidad, y entre estos esta el temor a los dioses. Estás equivocado pues, al creer en la existencia de varios dioses puesto que solo existe uno.
-Epicuro: Da lo mismo
-San Agustín: No, no da lo mismo
-Epicuro: La verdad es que sí, verás, el temor a los dioses nos impide la felicidad puesto que es un temor y todo temor es impedimento de la misma, y además de esto es un temor verdaderamente estúpido, puesto que como me parece ya dije al inicio, los Dioses son indiferentes a la existencia del hombre, y si son varios o solo uno es lo mismo, puesto que en ambos casos se daría esta indiferencia.
-San Agustín: ¿Cómo va a ser Dios indiferente al hombre, si lo ha creado?, si le fuese indiferente, hubiese dado lo mismo que lo creara o no, y sin embargo lo creó.
-Epicuro: Mira Agustín, cuando me refiero a que son indiferentes al hombre me refiero a que no influyen en el transcurso de su vida. Esto se aprecia claramente por la existencia del mal en el mundo, el mal existe, y es obvio que los dioses o quisieron eliminar el mal y no pudieron o no quisieron eliminarlo; esto los haría impotentes o malvados, lo que contradice su perfección. Y como se aprecia, temerle a algo impotente de influir en mi vida, es estúpido, tanto como temerle a la muerte o al dolor.
San Agustín: Comprendo lo que intentas explicar, pero tienes que entender primero que el mal no existe como tal, sino que es la carencia de bien. Y si Dios Todopoderoso no maneja al hombre como a un títere es porque le dio libre albedrío, y todo lo negativo que aprecias en este mundo ha sido por obra del hombre.
-Epicuro: Ese Dios entonces no influye en la vida del hombre, y si no lo hace, si el hombre tiene libre albedrío, ¿para qué temerle? ¿Acaso no es un ente impotente? ¿Cómo puedes decir que es todopoderoso si no puede manejar al hombre como a un títere?
-San Agustín: Puede pero no lo hace.
-Epicuro: El libre albedrío es una especie de contrato, Dios no puede romperlo porque sería un ser malvado si lo hiciese, y esto no creo que a ti te convenga. Y si no puede romperlo entonces es impotente. Además “ese tu dios” si se diera el caso hipotético de que fuese un ser todopoderoso, no sería sumamente bondadoso y puro como tu lo señalas, puesto que en su ser estaría incluida la posibilidad de destruir a la humanidad o hacerla padecer.
-San Agustín: …….
-San Agustín: Aristóteles….
-Aristóteles: Bueno, creo que Epicuro tiene razón es ese aspecto. Más bien con respecto a tu planteamiento sobre que la imperturbabilidad es un estado de paz de cuerpo y alma, me pregunto: ¿un hombre con un dolor intenso y constante puede ser feliz?
-Epicuro: No.
-Aristóteles: Entonces no todos pueden alcanzar la felicidad.
-Epicuro: …….
-San Agustín: Esa es un falla del planteamiento de Epicuro.
-Epicuro: No sé en qué punto eso pueda ser una falla.
-Aristóteles: Ahh cierto Agustín, tu expones que el mundo creado por “ese tu dios” solo tiene cosas buenas, pero perecederas, y que esto es así porque si fuesen perfectas serían tu dios. Ahora, yo te pregunto ¿Cómo es posible que un ser perfecto cree cosas imperfectas?
- San Agustín: El hombre no es perfecto pero puede decidir conocer a Dios y mejorar su existencia, ser feliz, o no hacerlo. Dios no creo al hombre perfecto puesto que quiere que sea él mismo quien elija su camino, es decir, ser feliz o no.
- Aristóteles: Pero el hecho es que creó algo imperfecto, ¿no hubiera sido mejor que creara al hombre perfecto?
-San Agustín: Ya dije que no, puesto que ya no habría libre albedrío.
-Aristóteles: Me parece que tu defiendes eso debido a que te parece justo que el hombre decida entre ser feliz o no, sin embargo, antes de la existencia del hombre no había tal dilema, así que fácilmente Dios pudo crear al hombre perfecto, es más, la creación del hombre no tiene sentido si nos ceñimos a ese punto.
-San Agustín: ¿No tiene sentido?
-Aristóteles: Tu dices que Dios dio el libre albedrío porque considera que es justo que el hombre decida si ser feliz o no, pero este sentido de justicia solo se puede aplicar a un ser que ya existe, y antes de la existencia del hombre no había el dilema entre si era o no justo si el hombre se comportaba de tal o cual forma, por lo que el problema lo introdujo Dios con su creación, lo que es aún más extraño.
-San Agustín: ….
-Epicuro: Y Agustín, tu expones tanto trabajo en vida, para que luego de la muerte entremos en el reino de Dios y seamos felices, pero, ¿no se está trabajando en vano, puesto que después de la muerte nada hay? ¿Acaso no estamos desperdiciando el tiempo?
-Agustín: Después de la muerte uno puede estar o no estar con Dios, y de eso depende la felicidad del hombre. El hombre posee alma y cuerpo, solamente el cuerpo muere, el alma es eterna.
-Epicuro: ¿Y tú porqué crees que el hombre es un compuesto de alma y cuerpo?
-San Agustín: Porque el hombre esta vivo y tiene cuerpo y el alma es principio de vida.
-Aristóteles: Se me viene a la cabeza esta pregunta: ¿Acaso es necesario tener alma para estar vivo?
-San Agustín: Supongo que tiene que haber algún principio.
-Epicuro: Un orden de átomos al azar.
-San Agustín: ¿al azar?
-Epicuro: Bueno, interactuando según su naturaleza.
-San Agustín: Bueno, nos hemos desviado demasiado del asunto a tratar.
-Aristóteles: No lo creo, estos temas han salido como resultado del cuestionamiento de lo que es la felicidad, y es necesario resolverlos para tener el tema claro.
- Epicuro: Agustín, ¿qué sucede con aquellos que no creen en Dios?
-Agustín: Son unos infelices
- Epicuro: ¿Es decir, que, los que llegan a la imperturbabilidad que expongo, son infelices?
-San Agustín: Sí.
-Epicuro: ¿Cómo es esto posible?
-San Agustín: Pues porque no han encontrado “la Verdad”.
-Epicuro: ¿“La Verdad”?. Ten más cuidado.
-Aristóteles: Pero el conocimiento de tu Dios esta limitado a si uno nace o no en determinado contexto y es parte de determinada cultura. Es decir, una persona que pertenece a otra cultura, tiene otro esquema mental del asunto, esa persona…
- San Agustín: Puede ser perdonada porque peca por ignorancia.
-Aristóteles: ¿Y ese perdón consistiría en que alcance la felicidad?. Entonces ¿tanto el que no busca a Dios por ignorancia o el que lo busca, logran lo mismo? ¿Cómo es posible que alguien que no conoce a Dios, ni lo busque, lo encuentre? ¿ No estaría siéndole impuesta esa felicidad? Y si el que no conoce a Dios ni lo busca por ignorancia no alcanza la felicidad, se tendría que aceptar que el conocimiento de la verdadera felicidad dependería del lugar en el que cada hombre nazca y de lo que su cultura le enseñe.
- Epicuro: Miren, veo que se generan muchas y constantes discrepancias. A mi la felicidad es la imperturbabilidad, para Aristóteles es el obrar acorde a las virtudes, y para Agustín es poseer a Dios. Cada uno de nosotros pertenecemos a contextos diferentes, a mí me funcionó ese planteamiento en mi época, a ustedes dos en la suya. ¿No sería más lógico definir la felicidad como un concepto que varía dependiendo del contexto de la historia en el que se la formule?
……….
-Aristóteles: Muy interesante todo esto, pero el tiempo se ha acabado.
-Epicuro: Ciertamente.
-Aristóteles: Adiós.
-San Agustín: Espera, yo también me tengo que ir, vámonos. Adiós Epicuro.
-Aristóteles: ¿Y tú por qué me sigues?
viernes, octubre 02, 2009
San Agustín - De Beata Vita (Resumen y Comentario)
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Filosofía
Resúmen
San Agustín en el capítulo I se cuestiona sobre las maneras en las que los hombres llegan a la filosofía, que es importante para llegar a la vida dichosa; y expone que a la filosofía llegan tres clases de hombres; primero los que a la edad de la lucidez racional se refugian el la filosofía; segundo, los que al ser engañados por la bonanza, comienzan a leer libros doctos; y tercero, los que leen algunos textos y de alguna manera llegan a la filosofía.
En el capítulo II agustín expone que el hombre consta de cuerpo y alma, y que así como el cuerpo necesita de alimento, el alma también, siendo para la segunda provechoso alimentarse de sabiduría y perjudicial el alimentarse de nequicia. San Agustín plantea que la felicidad debe consistir en poseer algo que se tendrá para siempre, pues no es feliz el que posea bienes perecederos, puesto que incluso cuando los tiene, hay el temor de perderlos; San Agustín expone que la felicidad es poseer a Dios, puesto que éste es eterno.
En el capítulo III San Agustín expone que lo contrario a ser feliz es padecer necesidad, y quien no padece ninguna necesidad es feliz; para lograr esto hay que vivir acorde a la moderación y encontrar la Verdad, es decir a Dios.
Comentario:
San Agustín desarrolla sus planeamientos por medio de diálogos, lo que hace la lectura más agradable y más didáctica.
Una crítica que me parece pertinente, es la referida a la falta de una explicación sobre lo que puede acaecer después de la muerte, si es que todas las personas por igual, alcanzan, a Dios, o solamente algunas.
Otro punto que no queda claro es cuando San Agustín plantea que el hombre esta compuesto de cuerpo y alma; San Agustín llega a la conclusión de que el hombre esta compuesto de cuerpo y de que está vivo, y basándose en esto determina que el hombre tiene alma, pero creo que esto no es necesariamente así, la premisa el hombre esta vivo, no trae como conclusión que contenga un alma. Si bastase a algo estar vivo y poseer un cuerpo para tener alma, entonces las plantas también poseerían una, y esto es sospechoso.
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