"Pandemonio, es una ciudad en la que deambulan Las Voces y en la que se aguarda eternamente al huésped, sea digno o indigno, sea bueno o malo. En su interior apretujados caídos revolotean en una sola carne, dispuestos a saltar al primer navío disponible, como una fuga de agua caliente.
Solo tendrás un segundo para decidir: Leer el Manual de la Naturaleza Doble, y dar la vida; o ser otro para siempre" El capitánTulik; José R. García.

sábado, junio 18, 2011

Lo tangible

“II. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno.” Tabla Esmeraldina, Hermes Trismegisto.
Una revisión de Arguedas, de Guimaraes Rosa y de Juan Rulfo determinan claramente sus ideas mágicas sobre la conexión con lo Tangible Natural, o al menos, una intuición inconsciente sobre el tema. A lo largo de este ensayo definiré el “Realismo Maravilloso” desde un contraste marcado. Personalmente pienso que ésta categoría nace a partir de la incomprensión humana de la Naturaleza y de la vida. Cuestión a tratar para llegar a conclusiones decentes será el paisaje que deambula sobre “Los ríos profundos”, “El Gran sertón: Veredas” y “El llano en Llamas”; el paisaje es el resultado de la percepción de la realidad y de un estado de asimilación en el que el espectador se funde con lo tangible natural.

Para el correcto análisis de estos puntos, si ingresamos, aunque sea torpe y precariamente al terreno de la magia, se necesitan fuentes relacionadas a la magia y debido a esto el presente ensayo beberá de tratados de alquimia, etcétera. Me niego a discriminar éstos ricos saberes como saberes mismos o como recursos no-prudentes para una investigación académica. “I. Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto”. La ciencia pues, parte de la magia y no es un paso evolutivo, la ciencia bien entendida es parte de la magia: la labor del alquimista dividida en dos, laboratorio y oratorio. La dualidad entre ciencia y magia se ha perdido y debe recuperarse. Realizo éste hincapié en la ciencia a pesar de que este ensayo es de literatura porque la literatura y el análisis literario peca en su mayoría de una limitación racional (no el caso de las tres obras a tratar, felizmente)

Lo tangible. A lo largo de este trabajo se pretende mostrar que lo maravilloso radica en lo tangible, y que lo intangible es mera ilusión y nudo como lo entiende Wittgenstein, nudo a desatar para empezar sin trabas en el sueño, escalera para subir y luego echar abajo la escalera con la que hemos subido.

…………………………………………………………………………………………

Lo real maravilloso (término) surge de la ignorancia promedio. El paisaje en las tres obras es el paisaje Tangible, y con tangible quiero expresar que no hay una realidad adicional intocable o lejana o etérea, pues incluso un viaje astral (si nos colocamos en una posición extrema) es totalmente palpable con la yema de los dedos. El popular: “Dios es como la Luz, que no podemos ver directamente pero que vemos por medio de la iluminación de los objetos, que vemos a través de los objetos” encubre un desencanto de la realidad tal por cuál o una ignorancia total acerca de la forma en la que se accede a ella… como lo pensaba hace mucho un hombre (y este pensamiento no es exclusivo de el), tener ojos y no ver, tener oídos y no escuchar. Se busca a Dios en las cosas porque en realidad las cosas por sí solas no satisfacen al hombre promedio… pero esto es porque es un ignorante, si viese con verdaderos ojos caería en la cuenta de lo evidente: que los objetos del mundo son lo suficientemente bellos por sí mismos como para necesitar de un valor agregado.

En Arguedas y en Gimaraes Rosa el río es lo suficientemente bello por sí mismo, recordemos a Ernesto vinculándose con el río, el río tangible que es maravilloso porque es real, porque él puede mojarse en sus aguas, porque conecta puntos geográficos y genera comunicación; recordemos a Riobaldo, su río interior y el río exterior, ambos íntimamente vinculados y que van más allá del bien o del mal, que son simplemente ríos y que son lo suficientemente maravillosos por sí mismos.

El zumballyu zumba y conecta con la tierra, con la geografía; no es una abstracción. Precisamente lo genial del objeto mágico está en hacer tangible las cosas. Ernesto hace tangible hasta el recuerdo (de su padre). El objeto mágico se vincula inmediatamente con el entorno, con el paisaje. El objeto y el paisaje son uno mismo, así como Ernesto.

Comprendemos entonces que lo tangible es lo maravilloso, que lo real maravilloso es un término que distingue entre no-maravilloso y maravilloso, cuando todos los objetos son maravillosos en sí mismos. La brillantez del paisaje y de la magia radica en su carácter material. Y el buen contemplador del paisaje se debe comportar en este sentido como un buen alquimista: “meter las manos en la materia”. Es claro, el mundo tangible e intangible es uno solo y no hay lugar a separaciones.

En el paisaje de éstos tres autores vemos cargas magnéticas. El sertón, el río, el llano, son lugares cargados magnéticamente de energías positivas o negativas. Recordemos el patio de recreo del internado de Ernesto, de día un lugar alegre, de noche, por influjo de la Luna, un lugar magnetizado por energías negativas, de un desbalance de las energías sexuales y de la aparición de la “cola del demonio” en el símbolo caduceo. El paisaje entonces, está vinculado a energías diversas. El llano es vinculado en Rulfo a la muerte, a las desgracias inminentes y presentes (basta con recordar Comala, o la desgracia de una pobre puberta en “Porque somos tan pobres”). El paisaje está magnetizado, y determinados lugares responden de manera distinta a la presencia humana… lo cual nos lleva a entender que tras el paisaje, tras la naturaleza, se esconde un Lenguaje, y un lenguaje universal.

La magia es la encargada de descifrar los mensajes de la naturaleza, y descifrando el mensaje de la naturaleza se la puede transformar. Me agrada pensar que la literatura, o mejor dicho, el acto artístico puede transmutar. Las novelas de estos escritores pueden transmutar la realidad tangible en la medida que parten de la realidad y crean mundos que vinculándose en el retorno, modifican nuestra apreciación de la realidad misma, y por lo tanto la cambian.

Los elementos del paisaje son cada uno importante. No se separan. La luna no se separa del Sol, no puede existir uno sin el otro. El verde sin el amarillo: los colores existen en tanto existen otros colores. El paisaje es el campo de la armonía de contrarios.

Loco es aquel que quiera desatar los vínculos de aquello que, por naturaleza, reclama un compañero

Comprobamos entonces que cada parte del paisaje, y cada matiz, y cada carga energética es indispensable para configurar el paisaje pero cabe agregar algo más: El espectador del paisaje también es parte del paisaje y es paisaje. Riobaldo, Ernesto, los personajes del Llano en Llamas y nosotros, somos paisaje. El ser humano crea el paisaje, el paisaje existe en su cabeza, ambos se configuran el uno al otro. Un paisaje de colores cálidos puede generar sentimiento de tranquilidad, un paisaje con colores oscuros puede generar sensación de soledad, asimismo éstos colores no existen por sí mismos sino en la mente del observador.

Como ya observamos antes, existe un Lenguaje universal en la naturaleza. Ahora, el hombre dentro de sí mismo posee la estructura de este Lenguaje universal. El macrocosmos y el microcosmos siguen las mismas leyes. La conducta del paisaje que observamos y nuestra conducta están regidas por las mismas fuerzas y son inseparables. El microcosmos (ser humano) es una maqueta en miniatura del universo. A esto se referían muchos filósofos cuando recalcaban la importancia de conocernos a nosotros mismos, pues conociendo nuestros misterios conocemos los misterios de lo que nos rodea. Conocer el infinito en una gota de agua.

La apreciación del paisaje y de todas las energías, y el encuentro y reconocimiento del lenguaje universal que reina en el macrocosmos y el microcosmos solo puede ser posible mediante una apertura sensorial. Apertura sensorial como la de Macario (personaje del cuento del mismo nombre, de Juan Rulfo), disfrutar el sonido por el sonido, el calor por el calor, el gusto por el gusto: un acceso a la experiencia pura.

Hay que tener en cuenta que cuando se conecta con la naturaleza, se conecta con ella y no con Dios. Creo que existe un grave problema de lenguaje. Hay cosas que exceden el lenguaje y por lo tanto el nivel de la razón, de esas cosas es mejor quedarse callados; hay experiencias que exceden el lenguaje. A Dios sin embargo no se lo conoce ni por la experiencia ni por la razón… el problema es que es un término hueco. Cuando en el paisaje vemos un río, vemos un río y no a Dios: No hay que llamar a la mesa cuchara.

Adicionalmente y para culminar este ensayo, es interesante mencionar la importancia del uso de alucinógenos como potenciadores de la percepción. El peyote, ayahuasca, hongos sagrados, etc, ayudan a expandir los sentidos, a conectarnos con la naturaleza. Asimismo muchos tipos de meditación nos ayudan a acceder a nuevos estados, como por ejemplo el zazen. Estas formulas son mecanismos naturales y a veces artificiales para activar los gatillos necesarios para el avance receptivo.

En conclusión. Determinamos a través de este ensayo que el paisaje y el espectador están unidos inseparablemente, la naturaleza está cargada de energías determinadas y a través de la naturaleza podemos llegar a la comprensión de un lenguaje universal, que también habita en nosotros. Para llegar a este acercamiento necesitamos abrirnos sensorialmente,

No hay comentarios: