Recostado en mi cama…sentado en los plásticos asientos del microbús, caminando hacia la universidad, uebeando con mis amigos, dentro del colegio, comiendo, frente al computador, en el funeral del abuelo, en el hospital, dando un exámen final….
Guardo un sincero aprecio por los soniditos que se fusionan….suelo descubrir mi vida mediante la música, soy melómano, y como buen melómano mi mente ha sido transtornada.
Ser un melómano no es solo colocarse unos audífonos e ir por ahí escuchando cualquier cosa…no, ser melómano es ir más allá…no es una moda underground, no es una manía, mas bien podría describirla como una incontinencia.
No importa nada…solo el mundo paralelo que está detrás, no, que llega a nosotros mediante la música; lo real es precisamente la música, lo demás es pura mierda. La música no finge, no está en su naturaleza.
Sin embargo…estoy feliz… un incontinente….pero estoy en plenitud porque nunca escasea y porque no es ilegal consumir indie o 8 bites por las calles….porque nunca mueres de sobredosis (aunque sería estupendo sentir aquello) y porque en resumidas cuentas, la abstinencia no tiene cabida en este mi mundo de redes y de maquinitas de 120 gibabites.
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