"Pandemonio, es una ciudad en la que deambulan Las Voces y en la que se aguarda eternamente al huésped, sea digno o indigno, sea bueno o malo. En su interior apretujados caídos revolotean en una sola carne, dispuestos a saltar al primer navío disponible, como una fuga de agua caliente.
Solo tendrás un segundo para decidir: Leer el Manual de la Naturaleza Doble, y dar la vida; o ser otro para siempre" El capitánTulik; José R. García.

domingo, noviembre 18, 2012

Los orígenes de la Hipnosis

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Resulta complicado rastrear el origen de la hipnosis, ya que al parecer, ha estado presente desde los albores de la humanidad ligada íntimamente a la sugestión, en medio de los primeros ritos, las primeras músicas y las más primitivas de las danzas.  Comprendemos entonces que la hipnosis, a pesar de haber nacido como término en el año 1843, tras la publicación del libro Neurypnology: or the Rationale of Nervous Sleep, del neorocirujano escocés James Braid; ha estado presente como estado mental desde tiempos inmemoriales. El presente ensayo, pretende ir hacia las primeras fuentes escritas relacionadas a tal estado mental, e ir acercando la línea temporal hasta llegar al profesor Franz Anton Mesmer, y finalmente al propio James Braid.

¿Qué es la Hipnosis?
Antes que nada, será necesario lanzar una breve pero concisa definición de la hipnosis. Es indispensable que dicho término, deba al menos tener una identidad característica a lo largo de este trabajo. La siguiente cita nos ayudara en esta empresa.
“Hipnosis: Estado pasivo producido artificialmente, en el cual hay aumento de la sugestibilidad y la reactividad a sugestiones y órdenes, siempre que no estén en conflicto grave con los deseos conscientes o inconscientes del sujeto”
(OLORTEGUI, 1995:219)

En otras palabras, la hipnosis es un estado inducido. Una vez lograda, el sujeto ingresa a un nivel en el cuál está expuesto a la sugestión, y en el que puede ser ordenado. El hipnotizado puede decidir no seguir ciertas órdenes, si es que estas contradicen sus deseos conscientes o inconscientes. Cabe agregar que es posible autohipnotizarnos mediante una meditación exhaustiva y una correcta concentración.
La hipnosis, puede ser empleada por todos aquellos entrenados para emplearla. Tanto un profesional a su paciente, como un profesional a sí mismo. Es necesario que el hipnotizador haya pasado por un arduo entrenamiento, o podría perjudicar seriamente a su paciente; en este sentido la siguiente cita nos ayudará a comprender mejor el nivel de rigurosidad del hipnotizador, y los riesgos de una mala sesión:

“La hipnosis es esencialmente una técnica. Por tanto todo aquel que la conozca lo suficiente y aprenda a aplicarla, puede hipnotizar. Otra cosa es que el inductor sepa después enfrentarse y resolver las diferentes situaciones que se le presenten durante la sesión. Si el hipnotizador no cuenta con conocimientos teorico-prácticos concretos y suficientes (incluso aunque se trate de médicos o psicólogos), podría ocasionar graves daños al hipnotizado. Más aún si el inductor persigue fines poco lícitos e intenta vulnerar la integridad física, psíquica o moral del inducido, lo cual ha sucedido numerosas veces, manipulando al hipnotizado. En algunos países la hipnosis clínica sólo está permitida a médicos y psicólogos previamente autorizados y preparados”.
(DE  ZOR, José  “Hipnosis: La gran desconocida que renace” Pag 14-15. (consulta: 01/07/2012)


Hay que tener en cuenta para finalizar, que existen dos clases de hipnosis popularmente conocidas, una propiamente médica (la cual acabamos de contemplar), y otra teatral. La primera es ejercida solo con fines médicos, y por especialistas. La segunda es ejercida por personas dedicadas al mundo del espectáculo, y sus fines son distintos, pues busca sencillamente llamar la atención, maravillar, entretener. En ambos casos no obstante, la hipnosis se lleva a cabo, todo depende de lo preparados que estén los hipnotizadores.

1-Los primeros pasos documentados
1.1 Egipto
Como ya lo señalábamos anteriormente, la sugestión ha estado presente desde que el hombre dio rienda suelta a sus primeros ritos. Los sacerdotes de una tribu, por ejemplo, eran capaces de autohipnotizarse, y hacer entrar en trance a sus compañeros; la utilización de sonidos monótonos, así como movimientos repetitivos ayudaban a lograr tal estado de adormecimiento en el cuál el dolor podía incluso inhibirse.

“La hipnosis, más bien la hipnoterapia tiene su historia en todas las culturas se han encontrado vestigios de su uso. Históricamente nace con el nacimiento de la raza humana. Cuatro mil años antes de Cristo, los sumerios ya la practicaban. Esta civilización es la más vieja que se conoce sobre la tierra. Algunos de sus métodos aún se usan en la actualidad”
(CUEVAS, Jaime. “Hipnoterapia y autohipnosis” (consulta: 01/07/2012)

Pero, más allá de estos hechos ya comprobados por la ciencia, la arqueología, la antropología, ¿cuál es la fuente escrita más antigua con la que contamos, y podemos probar estas prácticas?
Hace mil quinientos años antes de Cristo, se redactó en Egipto, el Papiro que hoy conocemos bajo el nombre de Ebers. Fechado originalmente en el año 8º del reinado de Amenhotep I, de la dinastía XVIII. Éste valioso documento, hecho de pairo (de su tallo), descubierto por el explorador alemán Georg Ebers, es un completo y complejo tratado de medicina egipcia. A lo largo de sus veinte metros de longitud, el rollo antiguo nos presenta medicinas, conjuros y observaciones; se preocupa por ilustrarnos sobre ginecología, oftalmología, odontología, tratamiento de quemaduras, etc.

a) Los médicos
El Papiro Ebers hace evidente una contundente jerarquización entre los médicos, no todos estaban especializados en lo mismo, ni todos tenían el mismo grado de capacidad en su propia rama. En este punto hay muchas similitudes con nuestro sistema actual, en el que los médicos se especializan para tal o cual cuestión.

“Heródoto, historiador contemporáneo de Hipócrates, en su visita a Egipto quedó impresionado de la medicina de este país, entre otras cosas por la existencia de especialistas, un tipo de médico para cada enfermedad, escribió. Entre los especialistas había uno con el título de Guardián del Año. Los médicos se formaban en los templos, y había un sistema jerarquizado de rangos. De menor a mayor eran: el Médico, el Médico Jefe, el Médico Inspector y el Médico Superintendente. Los médicos de palacio tenían un Senior. Por encima de todos estaba el Médico Mayor del Alto y Bajo Egipto, una especie de ministro de salud”
(Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Sobre Historia de la Medicina” (consulta: 01/07/2012)

Otra reflexión de Herodoto, que va por la misma línea, y hace sobretodo hincapié en el número elevado de médicos que debieron existir en Egipto:

“Heródoto llegó a llamar a los egipcios el pueblo de los sanísimos, debido al notable sistema sanitario público que poseía, y a la existencia de «un médico para cada enfermedad» (primera referencia a la especialización en campos médicos). En la Odisea de Homero se dice de Egipto que es un país «cuya fértil tierra produce muchísimos fármacos» y donde «cada hombre es un médico»”.
(Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Sobre Historia de la Medicina” (consulta: 01/07/2012)

El Papiro Ebers distingue además tres tipos de sanadores. Los doctores o físicos, formados en esoterismo y educados para leer jeroglíficos; estaban capacitados para mediante la práctica de sus conocimientos acrecentar la vida de sus pacientes. Los sacerdotes de la diosa Sekhmet, especializados en atender la salud física. Y finalmente los exorcistas, que se formaban solo por contacto con otros magos, y eran en su mayoría charlatanes. Sea como fuera, en el Egipto de ese entonces era muy usual ver muchas personas preocupadas por el estudio de la medicina. Si bien es cierto los sanadores estaban clasificados según este orden, y a su vez los médicos se dividían por especialidad y rango; todos coincidían en un punto: para cada uno los conocimientos médicos y la magia estaban íntimamente vinculados.


b) Hipnosis

La magia empleada por los sanadores, utilizaba a la hipnosis para sus propios fines. Los sanadores hipnotizaban a sus pacientes para que fuese más sencillo el tratamiento, podían así con una fuerte dosis de sugestión, predisponerlos u ordenarles abandonar ciertos síntomas de manera momentánea. El medio por el cuál se ejercía esta técnica era el recitado de invocaciones, amenazas a los dioses, conjuros mágicos, entre otros.

“La palabra del sacerdote sin duda podía tener un efecto benéfico en el enfermo. Desde luego se trataba de un paciente muy religioso y sensible a la sugestión. El sacerdote daba paz y confianza al enfermo y así el paciente podía colocarse en el mejor estado anímico  para poner en marcha el poder de recuperación de su organismo. Diríamos que se trataba de una psicoterapia. Naturalmente, esta acción difícilmente era posible en las heridas, traumatismos y tumores”
(Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Sobre Historia de la Medicina” (consulta: 01/07/2012)


Retomando las maneras de ejercer esta magia, es importante detenernos en un punto particular. Los egipcios no rogaban a sus dioses para que obraran sobre el cuerpo de sus pacientes, sino que los amenazaban que así lo hiciesen. La razón por la cual los sanadores amenazaran a sus propios dioses, era porque tenían la creencia de que éstos necesitaban constantemente de sus ofrendas para no ser miserables, y colocaban esta necesidad a su favor. Esta característica es fundamental en tanto nos ayuda a entender que el proceso de hipnosis se cargaba de un juego de tendencias variado, por un lado dioses que se veían obligados a actuar de determinada manera, por otro pacientes poseídos por algún ente maligno, y por otro un sanador que forzaba las relaciones según su diagnóstico.


c) Templos

El antiguo Egipto poseía templos especiales para hipnotizar, e interpretar los sueños. El dios Imhotep, relacionado a la medicina, era el dios encargado de trabajar en dichos lugares sagrados. En los templos del sueño, los pobladores ingresaban en un estado de trance, inducido por los sanadores; luego  tras haber dormido, se levantaban y dirigían hasta unos sacerdotes, que hacían el papel de unos sigmunds Freuds antiguos, e interpretaban sus sueños. Lo que se encontraba detrás, era la creencia de que el mismo Dios Imhotep inoculaba dentro de ellos, mientras dormían, ciertas imágenes relacionadas con su futuro su pasado y su porvenir. El lenguaje que usaba Imhotep era simbólico, y solo entendible por los sacerdotes entrenados para la interpretación de los sueños.


1.2. Grecia, y otras influencias

Grecia fue un lugar altamente influenciado por los conocimientos egipcios sobre medicina. Y Grecia a su vez influyó en Roma. Definitivamente, ambas ciencias médicas son hijas del mismo padre: Imhotep. El dios de la medicina en Grecia es Asclepio, una traducción de Imhotep; y en Roma es Esculapio, adaptación de Asclepio. Solamente para evidenciar la influencia de Egipto en Grecia, deslizaré la siguiente cita:

“No hay dudas de que la medicina egipcia influyó en la griega. Hay pasajes de papiros que aparecen casi al pie de la letra en la literatura médica griega, así por ejemplo, el método para conocer de antemano el sexo del niño que se espera: pon trigo y cebada en recipientes separados, y agrega orina de la embarazada, y si brota el trigo tendrá un niño, pero si brota la cebada será una niña”
(Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Sobre Historia de la Medicina” (consulta: 01/07/2012)


Ahora bien, siendo más conscientes de la interrelación de estas tres culturas, debemos observar en qué se parecían con respecto a la práctica de la hipnosis. Según los historiadores, en Grecia se continuó con el uso de los Templos del sueño, mejor dicho, se copió de pies a cabeza el modelo egipcio y se instaló en su cultura. Los encargados de interpretar los sueños, ya no eran sanadores egipcios, sino los hierofantes.

El templo de Asclepio era el más importante de todos los templos dedicados a la curación de males. En él, se rendía culto al dios de la medicina, hijo del dios Apolo y la mortal Corontis. Era imprescindible en el recinto, la interpretación de los sueños, tras haber inducido al trance a los pacientes. Los discípulos de Asclepio, que residían en el templo, conformando toda una academia de medicina, eran expertos en medicina psicosomática; es decir, otorgaban un papel fundamental al estado emocional, en la mejora, empeoramiento, surgimiento o desaparición de las enfermedades.

Entre los personajes más ilustres de la Grecia Antigua, Platón es el que trata la sugestión, y afirma que ella puede producir el orden y armonía de la vida psíquica. Para Platón la armonía psíquica sería necesaria para la efectividad de los fármacos. Por otro lado Aristóteles colocó a la poética como una forma de tratamiento psíquico.

En Roma, y en otros lugares, la hipnosis se utilizó con fines bélicos. Es así que el recorrido del general a caballo, entre sus filas, era un modo de hipnotizar a los compañeros, y llevarlos a un estado ideal para la guerra, sugestionándolos a su antojo. Con respecto a los templos del sueño se cuenta que Vespasiano, el  emperador de Roma, en una de sus campañas en Egipto visitó el templo de Serapis y entró en un sueño profundo; cuando fue hallado por sanadores, y luego de haber sido despertado por ellos, la anécdota cuenta que Vespasiano podía incluso hacer milagro; a partir de este acontecimiento Roma intenta reproducir los Templos del Sueño en sus propias ciudades

Fuera de Roma, y sobre todo en la India y en China, lo más usado en ese entonces y hasta ahora, es la autohipnosis, relacionada a la meditación zen, y al yoga, en las cuales se pueden lograr maravillas tan solo con inhibir el dolor, acelerar el pulso, elevar la temperatura corporal, entre otras cosas,  mediante la concentración.

2. Grupos secretos, y el caso de Paracelso.

Dado que la historia de los grupos secretos es problemática, no ahondaré en ella y me limitaré a exponerlas a grandes rasgos. Será aun así importante analizar el vínculo de estos grupos con el uso de la hipnosis como una técnica de manipulación de masas, pese incluso a ser falsa. De ser falsa la hipótesis, será evidente un gran temor social por ser manipulados mediante esta técnica en principio terapéutica. Luego, se expondrá brevemente también el caso del médico Paracelso.

Luego de la época no ilustrada, acontece un período pre ilustrado, en el cuál los conocimientos sobre hipnotismo llegan hasta los caballeros templarios. Fundada en 1118, los caballeros templarios eran nobles, que decidieron vivir una vida en defensa de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista.  Se entrenaron en conocimientos parapsicológicos, y fueron discípulos de las escuelas de esoterismo más puras. Los caballeros templarios, no desconocían la hipnosis, sino todo lo contrario: eran expertos en su uso. Estaban obligados, por cuestiones de supervivencia, a utilizar técnicas sugestivas para defenderse de la población incrédula y proclive a las historias de leyenda. Por otro lado, tales conocimientos les ayudaron a manejar a las masas descaradamente.

Más adelante, la orden se reformula y toma la apariencia de los Masones. Los Masones son la reformulación de tal proyecto, y se dice popularmente, que buscan influir en la sociedad mediante estas técnicas de sugestión. Luego de los masones, incluso se ha especulado la existencia de un nuevo orden mundial, regido por un grupo llamado Los Illuminatis. Como sea, se evidencia o bien un hecho o bien una fantasía, relacionada al uso para fines malignos de la hipnosis.

El caso de Paracelso es aún más extraño. Paracelso nace en el año 1463, y crece y se hace adulto y maestro en las artes de la medicina. Mezcla un panteísmo particular, con una mística especulativa, y por esto se le define simultáneamente como un genio y como un charlatán. Más allá de su incursión en la alquimia medicinal, y en la historia fantástica de la supuesta creación de un homúnculo que logró, nos interesa saber cuál era la relación que tenía con la hipnosis. Pues bien, Paracelso evoluciona, da un paso positivo en favor a las técnicas sugestivas: produce curaciones espontáneas con la imposición de manos (perfectamente claro ahora que eran  reacciones de tipo psicosomáticas, pero en esa época no había forma de saberlo). La figura de este médico alquimista es entonces importante en la medida de que es a partir de él que se empiezan a rozar con más fuerza los temas de salud curativos con las técnicas de sugestión.

3. Mesmerismo e Hipnotismo.

Nacido en Weiller, Alemania; Anton Mesmer defiende en 1766 su tesis doctoral, en la cual expuso la existencia de un magnetismo animal, que relacionaba el cosmos con el hombre. Para Mesmer, el magnetismo animal era  una fuerza  parecida a la ejercida por los imanes, la cual conducía un fluido invisible que llenaba todo el cosmos.  El universo según su teoría, repercutía en la salud de las personas.

Pronto, entusiasmado, Mesmer comenzó a hacer tratamientos en los que incluía el uso de imanes. Sin embargo, a lo largo del tiempo se dio cuenta de que no eran necesarios los imanes y que solo bastaba con una simple imposición de manos, para conducir correctamente el fluído del cosmos. Evidentemente aquellas terapias fueron duramente criticadas, Mesmer dotaba sus procedimientos de un componente altamente esotérico.

Incluyendo música, y otras parafernalias, y sumándole a aquello su imposición de manos; Mesmer comenzó a tener aún más resultados positivos que en un inicio. Los pacientes entraban en adormecimientos extraños, y podían recibir órdenes de él, y acatarlas con suma docilidad. Más adelante, sería evidente de que Anton Mesmer no estaba captando fluidos cósmicos, sino que estaba simplemente hipnotizando a sus pacientes sin darse aún cuenta d ello.

“Los pacientes se aplican, pues, sobre la parte enferma varillas de hierro y se atan unos a otros con cuerdas. En este ambiente peculiar, todos esperan más o menos un milagro. Después, se oye un piano forte acompañado a veces de cantos; otras veces, lo que se oye es una armónica y el maestro hace entrada vestido con un traje de seda lila, impasible, olímpico, hierático, llevando en las manos una larga varilla de hierro con la que toca a los enfermos. Los mira fijamente para magnetizarlos e impone sus manos sobre sus espaldas o su vientre".  El mesmerismo se desarrolla, en vista de estos extraños progresos, como una rama particular dedicada al tratamiento de enfermedades psicosomáticas.”
(Sociedad de Hipnoterapia Clínica. “El nacimiento de la Hipnosis” (consultado: 01/07/2012


No obstante todos sus esfuerzos, y su entusiasmo por demostrar su teoría en la práctica, Mesmer murió en medio de un rechazo intelectual. Si bien es cierto es Mesmerismo surgió como una fuerte corriente terapéutica, era sin duda alguna, “una ciencia popular” (en términos despectivos).

“En 1779 Mesmer publicó "El descubrimiento del magnetismo animal", obra en la que relata sus experiencias. Poco a poco su fama se fue extendiendo por Francia y por los países vecinos. Sus discípulos comenzaron a extenderse por doquier.   Para forzar el reconocimiento de su método, Mesmer, dotado de un gran sentido escénico, anunció que se marchaba de Francia, tratando de obtener una respuesta inmediata de la Corte. Estuvo durante algunas semanas en Spa, algunos financieros fundaron la "Sociêté magneto-thérapique", con 140 alumnos. Esto hizo que Mesmer volviera a París y, por fin, vendiera su famoso secreto, ocultado durante años. Luis XVI nombró dos comisiones para que estudiaran el magnetismo animal. ¿Sus conclusiones? Las describe Bailly: "Habiendo demostrado por medio de experiencias decisivas que la imaginación sin magnetismo produce convulsiones y que el magnetismo sin imaginación no produce nada, nada prueba la existencia del fluido magnético animal". Mesmer se enfadó, pero no pudo recobrar la confianza de la gente nunca más, por lo que se retiró a la pequeña ciudad de Mersbourg. Murió el 5 de marzo de 1815”
(Sociedad de Hipnoterapia Clínica. “El nacimiento de la Hipnosis” (consultado: 01/07/2012
http://hipnosis.org.es/hipnosis_pdf/hipnosis_hipnosis.pdf)

Una vez muerto el maestro, e interesadísimo con el fenómeno del mesmerismo, un neorocirujano de nombre James Braid comenzó a estudiar el enigma detrás de la teoría del magnetismo animal. Tras haber evaluado detenidamente los trabajos de Anton Mesmer, en el año 1841, publica su Neurypnology: or the Rationale of Nervous Sleep, en el cuál acuñó la palabra hipnosis. Braid definió la hipnosis como un sueño nervioso, y comprendió que lo que estaba haciendo Mesmer con sus pacientes no era otra cosa que hipnotizarlos, por consiguiente eliminó la teoría del magnetismo animal y la idea de la existencia de fluídos cósmicos para quedarse con la hipnosis, y las técnicas para inducirla. Para Braid, la hipnosis era inducida al cansar intencionalmente el globo ocular del paciente, usando luminosidades, o haciendo que el paciente mire directamente al terapeuta. Es así, gracias a Braid, que en la actualidad conocemos este peculiar estado de la mente bajo el nombre de hipnosis.


 Conclusiones:

Es así que llegamos al final del presente ensayo. La historia del hipnotismo nos devela a través de sus evidencias, una clara argumentación a favor de que desde las primeras etapas del ser humano, se han empleado medios para inducir a la sugestión a pacientes, a miembros de la tribu, a comunidades enteras o incluso a el mundo en general (grupos secretos). La hipnosis se ha utilizado con fines medicinales, primero relacionada íntimamente con curaciones mágicas, y luego relacionada meramente con el ámbito de la ciencia médica. La hipnosis ha ido a su vez evolucionando, aunque para ser sinceros, habría que aceptarse que desde un inicio (tras haber analizado el papiro Ebers), estaba bastante avanzada. En todo caso la hipnosis se ha ido explicando mejor así misma con el paso del tiempo, se ha logrado definir como concepto con James Braid, a la luz de los misterios que rodeaban el magnetismo animal; ha ido tomando forma, desde aquellas prácticas ancestrales que la incluían pero que no le daban un nombre adecuado ni una definición pertinente.

Ensayo basado en el texto: La Teología Fundamental, Salvador Pie-Ninot (capítulo I, selección de cinco autores tratados)

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La revelación es el suceso en el cuál Dios se manifiesta, revela, al hombre. En este sentido la revelación divina es una comunicación entre la dimensión humana y la dimensión divina, y nos abre a un conocimiento antes oculto pero latente dentro de nosotros mismos. La frase “conócete a ti mismo” situada en el oráculo de Delfos, puede interpretarse como una reflexión que acerca al hombre hacia la conciencia de ser mortal, y de no ser un Dios. Al reconocerse la mortalidad se avecina la humildad, y es probable que aquel, al analizarse a sí mismo, halle un espacio para lo infinito (por contraposición). “Conócete a ti mismo” como clave para avanzar hacia una revelación, es una manera de interpretar una vieja enseñanza para otorgarle fines religiosos, místicos.

Diversidad de autores han trabajado en torno a la sistematización del acto de la revelación. Efectivamente, no podemos afirmar en nuestra posición, cuál es el verdadero medio para acceder a la comunicación íntima con Dios, ni mucho menos podemos describir a la perfección (tal vez sea una imposibilidad propia del lenguaje) lo acontecido en el momento de la comunicación. No obstante, las contradicciones y la dificultad del trabajo intelectual para explicar la revelación divina, muchos autores han tal vez, llegado a un aproximación. Para unos, el peso recae más en el papel del hombre dentro de proceso, para otros es Dios la figura preponderante, y para otros son ambas partes en igualdad de acción.

1) M. Blondel
 Este autor utiliza el método de la inmanencia, en este sentido hay una pregunta que el hombre se hace a sí mismo sobre su ser, y su destino en el mundo que son anteriores a la experiencia de revelación. La revelación para Blondel tiene un carácter práctico, y es que responde a las inquietudes del ser humano, develando sus misterios más hondos. Este proceso se divide en tres etapas: La etapa de la insuficiencia del orden natural, en la que se hace patente una inadecuación de la voluntad que quiere y la voluntad querida, y el hecho de que el hombre no puede quedarse bajo los límites de la naturaleza 8siempre quiere trascenderla); La etapa de la necesidad absoluta de abrirse a la acción divina, en la que dicha apertura da esperanzas al hombre de escapar de sus limitaciones naturales, es aquí donde se forma un vínculo con la nocíón de lo sobrenatural; Y una tercera etapa en la que esto sobrenatural que puede colmar el apetito del hombre y borrar sus limitaciones de orden natural, se define mediante los dogmas cristianos, y desde la tradición cristiana responde las preguntas existenciales del ser humano.

2) Karl Rahner
  Este autor utiliza una metodología denominada “trascendental” (examina condiciones a priori del sujeto para acceder a la revelación). Además, cabe resaltar el postulado de una metafísica de la subjetividad, la cual se caracteriza por preguntar por el ser teniendo como eje de partida la interpretación personal de su sentido.
 Es posible el acto de la revelación porque el hombre es una apertura al ser, y es espíritu. La revelación solo es posible dado que el oyente de la palabra de Dios está preparado esencialmente para acceder a esta revelación, en este sentido se hace patente las condiciones a prioris en el ser humano. El horizonte del hombre logrado mediante la apertura, es infinito, pues Dios es infinito y se va a manifestar; esto justifica el hecho de que el hombre sea espíritu, ya que el espíritu no se contrapone a lo infinito. Por otro lado, el autor, nos aclara que el ser humano tiene  un cierto libre albedrío. Si bien es cierto está diseñado esencialmente para la labor de recibir la palabra de Dios; puede optar por no hacerlo. El hombre entonces puede cerrar su apertura hacia Dios voluntariamente, y abrirla luego si es que lo desea así.

3) H. U. von Balthasar
Este autor coloca la revelación en vínculo con el plano de la estética, la percepción de Dios mediante la experiencia del amor. Es así que se proponen tres vías de acceso a la revelación: La vía cosmológica en la que se resalta la identidad entre filosofía y teología (riesgo de un reduccionismo extrincesista); la vía antropológica, de la cosmología a la antropología (pero esta vez de cae en lo contrario: una inmanencia); y la tercera vía “el amor”, propuesta por el mismo autor y que salva los anteriores riesgos al abrirse a una dimensión estética.
La estética vincula al hombre y a Dios, el amor expresado en ella capacita al hombre para una superación de él mismo. Solo el amor es digno de fe, y no hay cosa que se ame más que la belleza, Dios es infinitamente bello, y por consiguiente lo amamos con todas nuestras fuerzas. Es así, el argumento de este autor.

4) Zubiri
Este autor hace hincapié en la prioridad de la realidad para que se efectúe la revelación. La realidad no puede ser desaparecida de la dimensión humana, estamos condicionados hasta cierto punto por ella y no podemos desconocerla. Existen tres momentos de la realidad como apoyo. El momento de la ultimidad, en el cual decir que algo es real es lo último que se puede postular de ello; el momento de la posibilitación, en el cual es realidad hace posible la constitución del ser del hombre; el momento de la imposición, en el cual la realidad empuja al ser humano a su propia realización.
Al estar la realidad presente en el hombre, y al aceptarla como inseparable de la existencia, se da paso al reconocimiento del fundamente de esta realidad: Dios. Dios es el que le da realidad a las cosas, al ser fundamento de la realidad misma. La realidad religiosa posee dentro de sí toda realidad menor.

5) B Pascal
Autor bastante sistemático, intenta plantear la realidad existente en tres órdenes. El orden de los cuerpos, que solo atañe a cosas materiales (entidades con masa), y el cual puede ser apreciado por medio de los sentidos; El orden de los espíritus, en el que se encuentran los hombres gracias a que poseen la facultad de pensamiento; El orden de la caridad, en el cual se percibe la revelación por medio ya no de los sentidos, ni de la razón, sino por la fe. Tenemos entonces que estos tres órdenes obedecen a dos facultades: la razón, que es esencialmente discursiva; y el corazón, vinculado a la fe, y de carácter intuitivo.
El camino a la revelación, tomando en cuenta lo anteriormente expuesto, empezará con la contraposición de lo finito y lo infinito en la vida del hombre, y tras la aceptación de que él es un mediocre que no es ni ángel ni bestia. En segundo lugar, a pesar de ser pequeño, y vivir en una cierta miseria debido a esto, la facultad del pensamiento lo rescata al darle un carácter especial que realza su figura y la reivindica. Solo la religión puede explicar mediante la revelación la situación del hombre como una “caña pensante”, y enseñarnos a ser humildes y dignificar nuestra miseria. Finalmente, en Pascal, hay un argumento llamado “de la apuesta”, que consiste en: si creo en Dios y no existe, no pierdo nada; pero si creo y en Dios y Existe lo gano todo; por lo tanto es más lógico creer a priori en Dios.

Conclusiones.

De este modo, concluimos con la presentación de precisamente, autores que intentaban pensar la revelación divina. Existen puentes entre ellos en la medida de que todos piensan en un Dios con características claramente cristianas (Dios que ama, infinito, que dignifica nuestras miserias). Sin duda, se percibe la gran dificultad que exige sistematizar los pasos hacia la revelación, así como la dificultad de explicar lo que sucede en ella; sin embargo todo esto puede lograr aproximaciones gracias a la introducción de elementos no necesariamente racionales. La fe puede hacernos comprender lo que la razón nos niega (recordemos a Pascal, y su facultad del corazón; y a Balthasar, con su vía del amor), es así que cuestiones sobre la revelación pueden ser salvadas mezclándolas con el misterio necesario que garantiza una experiencia trascendental, que rebasa nuestro lenguaje.

Con respecto a los argumentos, es difícil refutar con precisión alguno de ellos, no obstante tengo dudas con respecto a dos. El primero corresponde a Balthasar, quien formula el argumento de “solo el amor es digno de fe, y no hay cosa que se ame más que la belleza, Dios es infinitamente bello, y por consiguiente lo amamos con todas nuestras fuerzas”; este argumento me es un poco extraño (seguramente solo porque he leído el texto introductorio de Pie-Ninot), me es extraño porque Dios al ser bello, dejaría de ser el dador de sentido de ideas como la fealdad, y aún más, ¿acaso lo bello y lo feo no es más que una categoría humana, es correcto en este sentido decir que Dios es bello?. El segundo argumento es el de la apuesta de Pascal, y contra él puedo afirmar que si alguien cree en Dios, y ese Dios no existe, habrá vivido toda una vida negando ciertas cuestiones verdaderas y afirmando falsas, en este punto sí creo que habría perdido mucho, y no nada, como el autor señala. 

sábado, febrero 25, 2012

¿Por qué es problemático afirmar la existencia de la idea de lo injusto y de lo malo? / Análisis de la filosofía Platónica y Plotiniana.

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Los Looney Tunes tras haber viajado al mundo de las ideas, asustados porque creen haber encontrado dos ideas demasiado tenebrosas.


Repasando el contenido expuesto en La República de Platón, determinamos que según éste, el Bien tiene tres funciones: 1) es causa del ser y la esencia de las ideas, 2) causa de la inteligibilidad de las ideas, y 3) causa del conocimiento del que conoce. Entonces, es correcto afirmar que la idea de justicia, al ser idea, tiene causa de su ser y su esencia en el Bien, así como lo mismo se podría decir de otras ideas. Sin embargo, es claro que tanto como podemos referirnos a la justicia y a los actos justos, a lo bello y a las cosas bellas; podemos también hablar de lo injusto y de las acciones injustas, de lo feo y de las cosas feas. Llegado a éste punto la pregunta se asoma rápidamente. ¿Existe una idea de lo malo, así como una idea de lo injusto?, ¿Si existen como ideas, el Bien sería causa del ser y esencia de la idea de lo malo, y de la idea de lo injusto?, ¿Dónde radica el origen del mal y de la injusticia?

Es pues, un punto problemático. Pareciera que con respecto al Bien de Platón existen dos posibilidades. Si es en verdad, principio de todo (Bien), es también principio y causa del mal y con ello de las cosas injustas (lo cual es un doble problema, puesto que en ellas también estaría inoculada la multiplicidad y lo efímero). Por otro lado, si es que el Bien, no es causa de lo malo y de lo injusto, se tendría que aceptar que ya no sería causa de todo; y de ser aceptado a su vez esto, tendríamos que encontrar la verdadera causa del mal y la injusticia. Es así, que ambas posibilidades nos dejan igualmente, con un mal sabor en la boca.

El joven Sócrates en el diálogo “Parménides” titubea porque se hace consciente de parte de éste problema. Es así que responde que él mismo está desconcertado ante la probable existencia de ideas no bellas y, digámoslo así, ideas pueriles. Las ideas pues, son perfectas, y en este sentido Sócrates presiente las consecuencias obvias de ésta postura. Sería posible ser perfectos en la injusticia, y en el mal.

No obstante todas éstas complicaciones, es siempre un error pensar que Platón no se había percatado de éstas preguntas y posibles vacíos en su obra. En primer lugar, Platón afirma que las causas malas hay que buscarlas en otro origen cualquiera. Con ésta respuesta, de cierto modo salva al Bien de ser causa del mal (pero aún sigue sin responder sobre la verdadera causa del mal). En segundo lugar, ¿realmente podemos afirmar que el mal es una idea?.Al parecer, si se analiza con cuidado no sería una idea, puesto que, según lo anteriormente dicho, no sería causado por el Bien (padre de la determinación), y por lo tanto no podría ser algo determinado (y una idea necesita de la determinación para ser idea).

De existir verdaderamente, el Bien por un lado, y el mal por otro, lo que surge es la pregunta siguiente: ¿Podemos hablar de dualismo?. La respuesta es no. No existiría un dualismo, puesto que en primer lugar no estamos hablando propiamente de dos seres determinados. El mal metafísico, pertenece al campo de los Otros que no participan del Uno, y por lo tanto es indeterminado.

Ahondando con éste asunto último, y para comprender la verdadera causa del mal y finalizar con el análisis, debemos de recordar ciertos puntos expuestos por Platón en el diálogo “Parménides”, y ciertas precisiones hechas por Plotino. Es así que tras buscar respuestas, comprendemos que de un lado existe  el Bien,  que por otro lado existen los otros que participan del bien y de los otros que no participan del bien, y por otro lado se encuentran los Otros que no participan en absoluto del Bien. El mundo actual en el que habitamos es un intermediario, y nosotros participamos del Bien; el mal metafísico radicaría en los otros que no participan en lo absoluto del Bien, del Uno. Éste mal radica en la materia, pues la materia tiene una atracción hacia su naturaleza primitiva (indeterminada, cuando aún no estaba ordenada gracias a la acción del Uno determinado); con esto, si posamos nuestros ojos en la materia, nos alejamos del Bien y le abrimos la posibilidad al mal. 


Hay que entender al mal no como un ser, ni como el no-ser parmenídeo, hay que entenderlo meramente como privación y absoluta indeterminación, como diferente del Bien. El mal pues, no se encuentra en cualquier carencia, sino en la carencia absoluta. Es así que el mal no es una idea, porque su naturaleza se encuentra en la indeterminación, y es así que el Bien de Platón, es causa de todas las ideas, pero no causa del mal. Por lo tanto, por ahora, el asunto problemático ya parece haber sido solucionado y los Looney Tunes pueden respirar tranquilos.