Hay dos reacciones a un mismo desencanto, dos respuestas: el expresionismo y el surrealismo.
El expresionismo intenta representar lo auténtico, y en este intento cree encontrar que no hay nada más auténtico en el hombre que su propio dolor.
"Pero quieta en oscura cueva sangra la mucha humanidad..."
George Trakl. poema: "A los enmudecidos"
A partir del expresionismo los poetas hablan desde una perspectiva de humanidad, George Trakl expresa mediante este verso un dolor común, mejor dicho, ve el dolor como patrimonio y peculiaridad humana. Esto es el hombre, nos dice, y lo demás son supreficialidades, esquivos cobardes. Hay en los expresionistas un dilema existencial marcado, la existencia se torna estúpida y la creación se cuestiona, pues, ¿para qué vivir si lo único que hacemos es retorcernos dolorosamente?. La muerte es lo único que pertenece al ser humano, la vida es una preparación para la muerte.
La respuesta surrealista nos proporciona otra visión. Hay que salir de este desencanto abandonando las limitaciones que provoca la deidificación de la razón cartesiana; hay que atender a nuestro inconsciente, a nuestro mundo onírico.
Bretón apostará por el destronamiento de la "razón"; hay que escribir sin un tema, imágen tras imágen, de manera automática, no dándole tiempo al plano cartesiano para cuestionar y modificar los escritos. Hay que abandonar las simples descripciones racionales, puesto que el arte se denigra haciendo esto. Bretón en el manifiesto surrealista buscará una poética libre de presiones morales, religiosas... en todo caso, el arte tiene su propia moral.
El expresionismo intenta representar lo auténtico, y en este intento cree encontrar que no hay nada más auténtico en el hombre que su propio dolor.
"Pero quieta en oscura cueva sangra la mucha humanidad..."
George Trakl. poema: "A los enmudecidos"
A partir del expresionismo los poetas hablan desde una perspectiva de humanidad, George Trakl expresa mediante este verso un dolor común, mejor dicho, ve el dolor como patrimonio y peculiaridad humana. Esto es el hombre, nos dice, y lo demás son supreficialidades, esquivos cobardes. Hay en los expresionistas un dilema existencial marcado, la existencia se torna estúpida y la creación se cuestiona, pues, ¿para qué vivir si lo único que hacemos es retorcernos dolorosamente?. La muerte es lo único que pertenece al ser humano, la vida es una preparación para la muerte.
La respuesta surrealista nos proporciona otra visión. Hay que salir de este desencanto abandonando las limitaciones que provoca la deidificación de la razón cartesiana; hay que atender a nuestro inconsciente, a nuestro mundo onírico.
Bretón apostará por el destronamiento de la "razón"; hay que escribir sin un tema, imágen tras imágen, de manera automática, no dándole tiempo al plano cartesiano para cuestionar y modificar los escritos. Hay que abandonar las simples descripciones racionales, puesto que el arte se denigra haciendo esto. Bretón en el manifiesto surrealista buscará una poética libre de presiones morales, religiosas... en todo caso, el arte tiene su propia moral.
Es curioso, pero para apreciar el surrealismo hay que recurrir en cierta medida a la lógica cartesiana, para, al ver que efectivamente, hay una imágen que rompe con el molde, proceder a abandonarnos en ella. Ambos planos están pues ligados de manera misteriosa, y es este misterio el que hasta hoy continúa cautivando.
El expresionismo busca la respuestas en el mundo objetivo, el surrealismo las busca en el inconsciente. El expresionismo y el surrealismo son distintas reacciones a un malestar común.
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