Los Looney Tunes tras haber viajado al mundo de las ideas, asustados porque creen haber encontrado dos ideas demasiado tenebrosas. |
Repasando el contenido expuesto en La República de Platón, determinamos que según éste, el Bien tiene tres funciones: 1) es causa del ser y la esencia de las ideas, 2) causa de la inteligibilidad de las ideas, y 3) causa del conocimiento del que conoce. Entonces, es correcto afirmar que la idea de justicia, al ser idea, tiene causa de su ser y su esencia en el Bien, así como lo mismo se podría decir de otras ideas. Sin embargo, es claro que tanto como podemos referirnos a la justicia y a los actos justos, a lo bello y a las cosas bellas; podemos también hablar de lo injusto y de las acciones injustas, de lo feo y de las cosas feas. Llegado a éste punto la pregunta se asoma rápidamente. ¿Existe una idea de lo malo, así como una idea de lo injusto?, ¿Si existen como ideas, el Bien sería causa del ser y esencia de la idea de lo malo, y de la idea de lo injusto?, ¿Dónde radica el origen del mal y de la injusticia?
Es pues, un punto problemático. Pareciera que con respecto al
Bien de Platón existen dos posibilidades. Si es en verdad, principio de todo
(Bien), es también principio y causa del mal y con ello de las cosas injustas
(lo cual es un doble problema, puesto que en ellas también estaría inoculada la
multiplicidad y lo efímero). Por otro lado, si es que el Bien, no es causa de
lo malo y de lo injusto, se tendría que aceptar que ya no sería causa de todo;
y de ser aceptado a su vez esto, tendríamos que encontrar la verdadera causa
del mal y la injusticia. Es así, que ambas posibilidades nos dejan igualmente,
con un mal sabor en la boca.
El joven Sócrates en el diálogo “Parménides” titubea porque
se hace consciente de parte de éste problema. Es así que responde que él mismo
está desconcertado ante la probable existencia de ideas no bellas y, digámoslo
así, ideas pueriles. Las ideas pues, son perfectas, y en este sentido Sócrates
presiente las consecuencias obvias de ésta postura. Sería posible ser perfectos
en la injusticia, y en el mal.
No obstante todas éstas complicaciones, es siempre un error
pensar que Platón no se había percatado de éstas preguntas y posibles vacíos en
su obra. En primer lugar, Platón afirma que las causas malas hay que buscarlas
en otro origen cualquiera. Con ésta respuesta, de cierto modo salva al Bien de
ser causa del mal (pero aún sigue sin responder sobre la verdadera causa del
mal). En segundo lugar, ¿realmente podemos afirmar que el mal es una idea?.Al
parecer, si se analiza con cuidado no sería una idea, puesto que, según lo
anteriormente dicho, no sería causado por el Bien (padre de la determinación),
y por lo tanto no podría ser algo determinado (y una idea necesita de la
determinación para ser idea).
De existir verdaderamente, el Bien por un lado, y el mal por
otro, lo que surge es la pregunta siguiente: ¿Podemos hablar de dualismo?. La
respuesta es no. No existiría un dualismo, puesto que en primer lugar no
estamos hablando propiamente de dos seres determinados. El mal metafísico,
pertenece al campo de los Otros que no participan del Uno, y por lo tanto es
indeterminado.
Ahondando con éste asunto último, y para comprender la
verdadera causa del mal y finalizar con el análisis, debemos de recordar
ciertos puntos expuestos por Platón en el diálogo “Parménides”, y ciertas
precisiones hechas por Plotino. Es así que tras buscar respuestas, comprendemos
que de un lado existe el Bien, que por otro lado existen los otros que
participan del bien y de los otros que no participan del bien, y por otro lado
se encuentran los Otros que no participan en absoluto del Bien. El mundo actual
en el que habitamos es un intermediario, y nosotros participamos del Bien; el
mal metafísico radicaría en los otros que no participan en lo absoluto del
Bien, del Uno. Éste mal radica en la materia, pues la materia
tiene una atracción hacia su naturaleza primitiva (indeterminada, cuando aún no
estaba ordenada gracias a la acción del Uno determinado); con esto, si posamos
nuestros ojos en la materia, nos alejamos del Bien y le abrimos la posibilidad
al mal.
Hay que entender al mal no como un ser, ni como el no-ser parmenídeo, hay que entenderlo meramente como privación y absoluta indeterminación, como diferente del Bien. El mal pues, no se encuentra en cualquier carencia, sino en la carencia absoluta. Es así que el mal no es una idea, porque su naturaleza se encuentra en la indeterminación, y es así que el Bien de Platón, es causa de todas las ideas, pero no causa del mal. Por lo tanto, por ahora, el asunto problemático ya parece haber sido solucionado y los Looney Tunes pueden respirar tranquilos.
Hay que entender al mal no como un ser, ni como el no-ser parmenídeo, hay que entenderlo meramente como privación y absoluta indeterminación, como diferente del Bien. El mal pues, no se encuentra en cualquier carencia, sino en la carencia absoluta. Es así que el mal no es una idea, porque su naturaleza se encuentra en la indeterminación, y es así que el Bien de Platón, es causa de todas las ideas, pero no causa del mal. Por lo tanto, por ahora, el asunto problemático ya parece haber sido solucionado y los Looney Tunes pueden respirar tranquilos.