lunes, mayo 09, 2011

Tardanza atenta.

Jilgueros se encadenan a los astros y astro es una palabra matada,
un hueso, de los que fríen en los cafés, un asiento de los negocios del sal-de-aquí.
Soy dos patadas y un gancho, detesto los cucús de una tardanza progresiva y atenta.

Fácil mueres, el reto es morder mucho y francamente,
detestaré los rostros de muertos en las páginas, reemplazando
a los vivos, y a tu miel del almuerzo, de hueco viviente.

Dame un poco más de deja vú... y no acontecerá nada,
pasmado como drogadicto, con el azul en los labios y los ojos de mosca.

Un buen conocedor, debe ver cómo danza un dado empotrado,
abandonar la maqueta del orgullo y tragar;
pues una mujer de tardanza atenta
es como un camino sin tiempo para ser andado.

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