Esferas de canto sublime abrazan el Todo,
rasgan el viento y la arena cual la hoja, serena;
verás, oirás, y sacudirás el esqueleto hacia su estrella;
aplacando la sed en flujo de vida y muerte.
Despierta! guerrero sagrado,
invoca el cielo con la sangre y aliméntate de la savia;
es verdad, la centella, y que es una fruta como el tiempo,
que llueve y duerme y se encuentra en vela.
Ríos de flores y fantasmas, de vacío y contradicciones,
el recorrido sublimado del espíritu,
que será todo para ser el Todo
y el guerrero prometido.
Este mandato es eterno, no pertenece y reposa,
lo he entendido y lo heredo con estos ojos,
recuerda ésta ley que te anuncio y abre tu pecho al cielo,
pues es cierto, que lo innegable es verdad, y que la verdad es innegable.