jueves, agosto 13, 2009

Artificial

Una rosa sobre el zapato,
nunca me gustaron las rosas,
el barro, recurrente bajo las suelas,

parece ser que otra canción dramática medita,
un triste requiem de medianoche.
Soy solo una cáscara,
nada profundo en sombra arrinconada.

Y No hay tristeza en la rosa del zapato,
y tampoco la hay en el barro,
ni alma reflejada en mi sombra,
ni hombre,
ni poema trágico.