El sol es mi padre,
mis desvelos son candentes al recuerdo;
La luna es tu madre,
y tu espalda ardientemente fría.
Te entrego rosas de huesos,
yo estoy muerto,
las estrellas me arrullan;
un muerto prendado de un hielo.
Hojas verdes de concreto,
harto, no me las des,
estoy alegremente muerto,
y tu espalda, ardientemente fría.
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